La masacre que sembró el terror en Huehuetlán

El pueblo de Huehuetlán el Chico, enclavado en el valle de Chiautla, a hora y media de la capital poblana, fue escenario de una sangrienta masacre el 15 de febrero de 1969, cuando el Ejército reprimió brutalmente una protesta ciudadana contra la imposición de un alcalde por parte del cacique político Rafael Moreno Valle.

Un fraude electoral que desató la tragedia

Como en muchos otros municipios de México en aquellos años, en Huehuetlán el Chico, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) pretendió imponer su candidato a la alcaldía, Luis Sánchez Ríos, un comerciante ligado al partido oficial y odiado por la población.

Sin embargo, los vecinos, agrupados en el partido Federacionistas Leales, se rebelaron y en las elecciones arrasaron en las urnas. Pero el PRI, lejos de aceptar la derrota, urdió un fraude y se declaró ganador.

El estallido de la protesta

El 15 de febrero de 1969, cuando el alcalde Enrique Quiroz Nájera se disponía a entregar la alcaldía al candidato del PRI, unos 200 pobladores se manifestaron frente al palacio municipal para impedirlo.

Según los informes oficiales, los ánimos se caldearon y algunos manifestantes irrumpieron en el edificio exigiendo que se entregara la banda de gobierno al candidato electo por los Federacionistas Leales, Mauro Vergara Aguilar.

La brutal represión del Ejército

Ante la protesta, el gobernador Rafael Moreno Valle solicitó la intervención del Ejército, que llegó al lugar y abrió fuego contra los manifestantes.

Los testigos relatan que la masacre fue terrible. Murieron 18 personas, entre ellas un anciano de 75 años que pasaba por el lugar. Otros 100 pobladores fueron detenidos y muchos de ellos torturados.

La impunidad y el olvido

Los responsables de la masacre nunca fueron castigados. El gobierno de Moreno Valle se encargó de ocultar los hechos y silenciar a los testigos.

Durante décadas, la masacre de Huehuetlán el Chico permaneció en el olvido, pero en los últimos años ha sido rescatada del olvido gracias al trabajo de investigadores y periodistas.

Este trágico episodio es un testimonio de la violencia y la impunidad que han marcado la historia de México.