Las compras de edificios enteros amenazan la continuidad de residencias de ancianos en Barcelona

Las asociaciones de vecinos del distrito del Eixample de Barcelona denuncian que la compra de edificios enteros por parte de empresas o fondos de inversión no sólo perjudica a los inquilinos de los pisos, sino que también pone en peligro la continuidad de cinco residencias de ancianos, que ocupan habitualmente los principales de estos edificios con contratos de alquiler.

En una rueda de prensa conjunta, los representantes de las cinco asociaciones de vecinos han presentado datos actualizados sobre los edificios amenazados por la especulación inmobiliaria y han alertado de que estas cinco residencias están en riesgo de cierre. Se trata de dos pisos principales de la Gran Vía (residencias Tàber y Les Palmeres) y otras tres viviendas en las calles València, Aragó y Consell de Cent.

En total, estas residencias suman 111 plazas, la mayoría de ellas públicas o concertadas, por lo que el Departamento de Derechos Sociales de la Generalitat tendrá que buscar una alternativa para los ancianos residentes y sus familias.

"Nunca habíamos hecho nada juntos, pero la urgencia y la gravedad de la amenaza de pérdida de vecinos en el Eixample nos obliga. No queremos convertirnos en el centro de Londres o Venecia, donde no hay vecinos", ha afirmado Xavier Riu, de la asociación de vecinos de la Izquierda del Eixample.

Las asociaciones llevan tiempo denunciando la compra de edificios de propiedad única por parte de empresas o inversores, lo que ha provocado un aumento de los "desahucios invisibles", en los que los vecinos se ven obligados a abandonar sus viviendas por no poder afrontar las nuevas condiciones impuestas por los nuevos propietarios.

Según los datos actualizados por las asociaciones, en el distrito del Eixample hay 232 fincas que han sido compradas o son gestionadas por empresas. Además, el 70% de los alquileres son de temporada, el 21% de las camas del distrito se ofrecen para turismo y desde 2016 se han producido 4.000 desahucios invisibles.

Las asociaciones estiman que estos desahucios han expulsado a 10.000 vecinos del Eixample, ya que multiplican los edificios por una media de 17 pisos por finca y 2,5 personas por piso, y asumen que el 100% de los vecinos se han visto obligados a marcharse.

El cierre de la residencia Tàber, el más inminente

El caso más urgente es el de la residencia Tàber, cuyo cierre está previsto para finales de este mes. La propiedad del equipamiento comunicó su cierre a la Generalitat, pero no a las familias, que incluso aceptaron un nuevo residente y pagaron dos mensualidades a principios de año, sin ser informadas del cierre el 28 de febrero.

La residencia, que cuenta con 16 empleados, no ha respondido a la petición de información de este diario. Las familias tienen previsto manifestarse este miércoles, mientras que el Departamento de Derechos Sociales asegura que podrá reubicar (como está obligado por ley) a los 21 abuelos que tienen plaza pública en residencias de Barcelona, aunque en otros barrios. Las familias con plaza privada tendrán que buscar una alternativa.

El Ayuntamiento de Barcelona ha anunciado que mediará en el caso, a petición de los comunes.

Otras tres residencias afectadas

Otros tres casos de residencias afectadas pertenecen a la empresa Les Saleses. Su gerente, Oriol Agulló, explica que el centro de la calle Consell de Cent fue comprado por la compañía BMB y tienen contrato hasta julio de este año.

"Son principales de 400 metros cuadrados con terraza, imagínate", explica Agulló sobre el interés inmobiliario que despiertan estos pisos.

La empresa, que es una asociación creada en los años 70, ha decidido trasladar el centro de Consell de Cent y los otros dos que tiene en el barrio, además de un cuarto centro de día. En total tienen 68 plazas, la mayoría públicas.

La idea es concentrar las tres residencias en un nuevo edificio en otro barrio, explica Agulló, que pide no facilitar más detalles hasta que la operación esté cerrada. En este caso, tanto los empleados como los abuelos y sus familias han sido avisados con tiempo del traslado.

Agulló añade que las residencias de ancianos del Eixample se enfrentan a una doble presión: la especulación inmobiliaria y los cada vez más exigentes requisitos administrativos, que los antiguos pisos del Eixample no siempre pueden cumplir.

"A las residencias de ancianos del Eixample se les suma la presión inmobiliaria al hecho de que los requerimientos que pide la administración son cada vez más exigentes, y los pisos del Eixample son antiguos para cumplir", afirma Agulló.

El gerente de la empresa también explica que los empleados y residentes del centro de la calle Consell de Cent "pasaron la pandemia solos en el edificio", donde posteriormente se han realizado obras en las viviendas.