Las velas navideñas perfumadas, un elemento común en las festividades decembrinas, pueden representar un riesgo para la salud cardiovascular y el desarrollo de ciertos tipos de cáncer, según un estudio reciente realizado por los investigadores Asit Kumar Mishra y Marie Coggins, de Irlanda.

Compuestos orgánicos volátiles

La quema de estas velas libera compuestos orgánicos volátiles (VOC, por sus siglas en inglés), sustancias carbonosas que se liberan fácilmente en el aire y que pueden afectar la calidad del aire en interiores. No todos los VOC son peligrosos, pero algunos pueden irritar los ojos, la nariz y la garganta, además de causar mareos, somnolencia, náuseas y pérdida de coordinación.

La exposición prolongada a estos compuestos, presentes también en productos de limpieza, pinturas y barnices, se ha asociado con dolores de cabeza crónicos, daño hepático y renal, aumento del riesgo de cáncer de pulmón y agravamiento del asma. Dos VOC especialmente preocupantes son el benceno, relacionado con el desarrollo de leucemia, y el formaldehído, considerado cancerígeno por su asociación con el cáncer nasofaríngeo y la leucemia.

El estudio advierte que en espacios mal ventilados, la concentración de formaldehído puede alcanzar niveles que irritan las vías respiratorias superiores.

Ftalatos

Además de los VOC, las fragancias sintéticas utilizadas en algunas velas contienen ftalatos, un tipo de compuesto orgánico semi-volátil que no se evapora fácilmente, pero que se libera al quemar la vela. Los ftalatos son disruptores endocrinos y han sido vinculados con el desarrollo de trastornos como el TDAH, el asma e incluso el cáncer de mama.

Los ftalatos también están presentes en plásticos, productos de cuidado personal y juguetes infantiles, por lo que su presencia en las velas aromáticas representa un motivo más de preocupación. La inhalación constante de estas sustancias puede afectar el sistema respiratorio y endocrino, especialmente en poblaciones más vulnerables, como niños y personas con enfermedades respiratorias preexistentes.

Recomendaciones

Ante esta situación, los expertos recomiendan optar por alternativas naturales, como velas hechas con cera de abeja o de soja, que no contienen parafina ni fragancias sintéticas. Además, es fundamental ventilar adecuadamente los espacios donde se encienden velas aromáticas.

Otros riesgos

Los riesgos no terminan con los VOC y los ftalatos. La combustión de velas también libera pequeñas cantidades de gases tóxicos como monóxido de carbono, dióxido de azufre y óxidos de nitrógeno, que pueden afectar la salud respiratoria y cardiovascular. Estos gases se vuelven especialmente peligrosos en espacios mal ventilados.

El monóxido de carbono, un gas incoloro e inodoro, interfiere con el transporte de oxígeno en la sangre, causando síntomas como dolor de cabeza, mareo, náuseas, fatiga y confusión. La exposición prolongada o en altas concentraciones puede provocar daños graves al cerebro y al corazón, e incluso la muerte.

Por su parte, el dióxido de azufre y los óxidos de nitrógeno irritan las vías respiratorias, desencadenando tos, dificultad para respirar y agravamiento del asma y las enfermedades cardíacas. Los expertos recomiendan evitar la quema continua de velas en espacios cerrados y priorizar el uso de alternativas más seguras para la salud.