Malasaña despide a tres restaurantes clásicos: Mastropiero, La Catrina y Kung Fu

El barrio madrileño de Malasaña está de luto. Tres de sus restaurantes más emblemáticos han cerrado sus puertas: Mastropiero, La Catrina y Kung Fu. Estos locales eran punto de encuentro de vecinos y turistas, y su cierre deja un vacío difícil de llenar.

Mastropiero: la primera pizzería de Malasaña

Mastropiero abrió sus puertas en los años 80, convirtiéndose en la primera pizzería del barrio. Su especialidad eran las pizzas argentinas, siempre acompañadas de un postre de regalo. El local, pequeño y acogedor, estaba situado en la calle San Vicente Ferrer, y fue gestionado durante varias generaciones por la misma familia.

Lamentablemente, los cambios en la clientela y el aumento del turismo en Malasaña acabaron por pasar factura al negocio. Mastropiero cerró sus puertas el pasado mes de julio, dejando un vacío en el corazón de los amantes de la pizza.

La Catrina: el sabor de México en Madrid

La Catrina era otro de los restaurantes clásicos de Malasaña. Abrió sus puertas en el año 1997, y rápidamente se convirtió en una referencia de la gastronomía mexicana en Madrid. Su especialidad eran los tacos, los nachos y las margaritas.

El local estaba situado en la Corredera Baja de San Pablo, y tenía una decoración típica mexicana, con colores vivos y motivos tradicionales.

La Catrina cerró sus puertas el pasado mes de junio, después de 25 años de actividad. Su cierre fue muy lamentado por los vecinos del barrio, que habían disfrutado de su deliciosa comida y su ambiente acogedor.

Kung Fu: sabores picantes de China

Kung Fu era el restaurante chino más singular de Malasaña. Estaba especializado en platos picantes de la región de Guizhou, en el suroeste de China.

El local estaba situado en la calle Luna, y tenía una decoración sencilla pero acogedora. Su especialidad era el pollo kung pao, un plato picante y delicioso que hacía las delicias de los amantes de la comida china.

Kung Fu cerró sus puertas el pasado mes de julio, coincidiendo con su décimo aniversario. Su cierre fue muy lamentado por los vecinos del barrio, que habían disfrutado de sus deliciosos platos y su ambiente acogedor.

El cierre de estos tres restaurantes clásicos es una triste noticia para el barrio de Malasaña. Estos locales eran un punto de encuentro para vecinos y turistas, y su cierre deja un vacío difícil de llenar.