¿Por qué olvidamos lo que estábamos a punto de hacer?
¿A quién no le ha pasado ir hacia la cocina y olvidarse para qué? ¿O abrir el WhatsApp y no recordar a quién íbamos a escribir? Estos olvidos son comunes y suelen ser benignos, pero pueden llegar a preocuparnos.
La memoria prospectiva es la que nos permite recordar intenciones o planes futuros, como completar una tarea pendiente o acudir a una cita. Pero esta memoria no es infalible y está profundamente influenciada por nuestra atención.
Factores que afectan a la memoria prospectiva
- Interrupciones: Una nueva tarea o estímulo puede tomar prioridad sobre la intención inicial.
- Distracciones externas: Estímulos visuales o auditivos, como notificaciones del teléfono o el ruido de la televisión, pueden distraernos y hacernos olvidar lo que íbamos a hacer.
- Sobrecarga cognitiva: Cuando acumulamos demasiada información o tareas, nuestro cerebro puede saturarse y priorizar algunas sobre otras, interrumpiendo la memoria prospectiva.
- Cansancio mental: La fatiga disminuye la capacidad de atención, lo que dificulta la retención de objetivos.
Estos olvidos no suelen ser indicativos de problemas graves, sino que reflejan un sistema de atención temporalmente saturado. Aunque pueden ser frustrantes, forman parte del funcionamiento normal del cerebro y no representan una amenaza para la salud cognitiva.
Estrategias para mejorar la memoria prospectiva
Existen algunas estrategias simples que podemos adoptar para reducir la frecuencia de estos olvidos:
- Mantener un entorno con menos estímulos: Evitar las distracciones visuales y auditivas puede ayudar a mantener nuestra atención enfocada.
- Organizar las tareas diarias: Planificar y priorizar nuestras tareas puede ayudarnos a evitar la sobrecarga cognitiva.
- Priorizar el descanso: Dormir lo suficiente y tomar descansos regulares puede ayudar a mantener nuestra mente fresca y atenta.
Los olvidos cotidianos son un recordatorio de la vulnerabilidad de nuestro sistema cognitivo frente a la sobrecarga de información y las distracciones. Aunque son inevitables en ciertos contextos, podemos minimizarlos adoptando hábitos que favorezcan la atención y el descanso adecuado.
“Estos olvidos son un recordatorio de la vulnerabilidad de nuestro sistema cognitivo frente a la sobrecarga de información y las distracciones.”
— Saúl Martínez-Horta, neurólogo y experto en neuropsicología