Ruta nocturna por la zona cero de la DANA: Brigadas nocturnas, bares improvisados y pastillas para dormir
El escenario distópico y la tensión que se vive en Paiporta al caer la noche
A medida que el sol comienza a ponerse en Paiporta, el panorama de la zona cero devastada por la DANA se transforma en algo aún más desolador y angustioso. Las calles, aún inundadas de barro y escombros, quedan desiertas y sumidas en una oscuridad inquietante, rota únicamente por las luces de las farolas y las linternas de quienes se atreven a salir.
Entre los residentes, el miedo y la desconfianza se han apoderado de sus corazones. Los robos y saqueos han sembrado un clima de inseguridad, obligando a los vecinos a organizarse en brigadas nocturnas para vigilar sus propiedades. El silencio de la noche solo se rompe por los gritos lejanos, los aplausos a las patrullas militares y los pasos cautelosos de quienes caminan con temor.
El testimonio de los afectados por la catástrofe
María Juan, una vecina de 50 años, apenas puede conciliar el sueño por el terror que siente. "Tenemos mucho miedo", confiesa mientras vigila su casa desde la ventana. Karina Pedrosa intenta crear un ambiente de normalidad para su hija de 11 años, pero el recuerdo de la tragedia sigue latente. "Dormimos los tres juntos en la cama, ya no nos separamos ni para ir a beber agua", relata.
José Alfaro y María Motes, ambos de 69 años, han perdido su dormitorio tras las inundaciones. Ahora duermen en un colchón en el piso superior, con el recuerdo de su antigua habitación destrozada por el agua.
La respuesta de las autoridades y la solidaridad vecinal
El despliegue de fuerzas de seguridad es notable en las calles de Paiporta. La Guardia Civil patrulla toda la noche, estableciendo controles en los puntos más críticos. También están presentes equipos de militares, que trabajan incansablemente en las labores de desescombro y desagüe.
Pero la solidaridad entre los vecinos también es un faro de esperanza en medio de la tragedia. Se han organizado para vigilar la bomba de achique de agua, un bien esencial para sacar el agua de las casas inundadas. "Lo vigilamos para que nadie lo robe y para que no pare de funcionar ni un momento", explica Claudia Silvente.
En medio de la desolación, también hay momentos de respiro. Un grupo de amigos ha creado un bar improvisado con una mesa plegable y sillas, donde se reúnen para compartir una cerveza y olvidar, aunque sea por un rato, la dureza de la situación.
Los estragos de la DANA: una pesadilla que no se acaba
La DANA ha dejado una profunda huella en Paiporta, tanto a nivel material como emocional. Los vecinos luchan cada día para limpiar sus casas y recuperar sus vidas, pero la tensión y el miedo persisten. El sueño es un lujo que apenas pueden permitirse, ya que cualquier ruido les despierta y les recuerda el horror que han vivido.
"Me asomo por el balcón y pienso que es una pesadilla", confiesa un vecino.
La recuperación de Paiporta será un proceso largo y difícil, pero la valentía y la unión de sus habitantes serán claves para superar esta tragedia.