Emerenciano Sena y Marcela Acuña Procesados por Trata

En un giro reciente en la justicia argentina, Emerenciano Sena, su esposa Marcela Acuña, y Osmar Quintín Gómez se encuentran procesados por el delito de trata de personas con fines de explotación laboral. Este nefasto hallazgo se produce dentro de la investigación de la construcción del programa 'Sueños Compartidos', planificado para levantar viviendas sociales en Resistencia, Chaco. Allegados a la Fundación Madres de Plaza de Mayo reportaron abusos consistentes con trabajos extendidos más allá de lo legal, promesas incumplidas y una extorsión financiera que oscurece aún más el caso.

Los acusados, que ya enfrentan cargos por el femicidio de Cecilia Strzyzowski, ven como se añaden nuevas sombras a su historial. Las víctimas describieron no sólo jornadas laborales excesivas, sino también condiciones degradantes y un mecanismo de control financiero directo por parte de los líderes del proyecto. La jueza federal Zunilda Niremperger, que lleva adelante la causa, ha impuesto un embargo millonario ante la gravedad de los hechos.

Un testimonio desgarrador

De acuerdo a los testimonios, los trabajadores eran sometidos a jornadas interminables y se les exigió contribuciones obligatorias de sus escasos sueldos. La fiscalía, comandada por Patricio Sabadini, presentó un caso sólido que refleja una explotación sin miramientos en la que incluso los básicos derechos laborales y la dignidad humana fueron a menudo descuidados.

Implicaciones políticas y económicas

El escándalo tiene también sus raíces en un marco de tensiones políticas. La implicación y posterior mediación de la figura del gobernador Jorge Capitanich abre interrogantes sobre la profundidad de la corrupción y el abuso de poder en la distribución y ejecución de fondos de ayuda social.

¿El futuro de los acusados y las víctimas?

Mientras tanto, la investigación sigue su curso y estos procesamientos podrían ser sólo la punta del iceberg en una red mucho más extensa de incidencias ilícitas. El destino legal de Sena, Acuña y Gómez pinta un horizonte sombrío para ellos, pero lo más crucial es cómo el sistema judicial atenderá y reparará el daño infligido a las víctimas de estos delitos.