La neumonía es una infección respiratoria muy común que afecta a muchas personas. Se caracteriza por la inflamación de los sacos de aire de los pulmones, llamados alvéolos, que se llenan de líquido o pus, dificultando la respiración. Aunque la mayoría de los casos de neumonía son leves y se pueden tratar en casa, algunos pueden volverse graves si no se les administra el tratamiento adecuado. Los síntomas de la neumonía suelen comenzar de manera similar a un resfriado común o la gripe, lo que dificulta su detección temprana. Sin embargo, después de uno o dos días, los síntomas tienden a empeorar. La fiebre aumenta y puede llegar a alcanzar temperaturas de 103°F o incluso más altas. Además, la tos se vuelve más intensa y puede estar acompañada de moco amarillo, verde o con sangre. Si la expectoración tiene un color anormal, es un indicador significativo de neumonía. Si no se prestan atención urgente a estos signos, la dificultad para respirar aparece. La neumonía afecta la capacidad de los pulmones para intercambiar oxígeno y dióxido de carbono, lo que dificulta la respiración, incluso en tareas simples. Si los síntomas anteriores se acompañan de dolor en el pecho, esto es aún más preocupante. El dolor en el pecho suele ser agudo y punzante o una sensación de dolor sordo, en ambos lados del pecho. Al intentar respirar profundamente, el dolor tiende a empeorar y la tos puede agravarlo aún más. Por lo tanto, es prudente consultar a un médico para que la infección no empeore. La cianosis, es decir, el tono azulado en los labios, uñas o piel, es otro signo peligroso de neumonía. Debido a la falta de oxígeno consistente y al suministro inadecuado de oxígeno a los tejidos del cuerpo, nuestro cuerpo comienza a volverse azul lentamente, lo que a su vez conduce a complicaciones graves y potencialmente mortales. Es importante recordar que el tono azulado en la piel y el cuerpo es un síntoma muy tardío y debe tomarse en serio. Si uno no acude de inmediato al médico, los resultados pueden ser graves. En algunos casos graves de neumonía, especialmente cuando una persona de edad avanzada contrae la infección, se puede observar el inicio de confusión y un estado mental alterado. Este síntoma es el resultado de un suministro inadecuado de oxígeno al cerebro debido a una función pulmonar comprometida. Es posible observar dificultades para realizar tareas cotidianas, olvidos, falta de atención e incluso aversión a la comida. Estos signos, especialmente en las personas mayores, indican una etapa crítica de la enfermedad donde se requiere una consulta médica inmediata. En los niños pequeños, las náuseas y los vómitos son signos destacados de la infección. Los niños con neumonía pueden experimentar un malestar estomacal importante o alterado, lo que puede provocar náuseas y vómitos ocasionales. Si el niño muestra aversión a su comida favorita o vomita tan pronto como come algo, esto podría ser un síntoma de neumonía. Si se acompaña de dificultad para respirar y fiebre, es importante llevarlo de inmediato al médico, ya que los síntomas pueden empeorar rápidamente. Para reducir el riesgo de contraer neumonía, es importante practicar una buena higiene en primer lugar. Lavarse las manos regularmente con agua y jabón, usar ropa protectora durante el invierno, mantener una buena higiene dental, etc. Luego, es importante estar al día con las vacunas contra la neumonía y evitar el contacto cercano con personas que tengan neumonía o que muestren alguno de los síntomas mencionados. Mantener un estilo de vida saludable con una alimentación equilibrada y ejercicio regular para fortalecer el sistema inmunológico y evitar fumar también puede ayudarlo a mantenerse alejado de la infección.