Trump: El CEO de la "Empresa Estados Unidos"
Una encuesta reciente demuestra que el dinero, por encima del patriotismo, la religión, la familia o la comunidad, es el valor dominante de los estadounidenses; y el presidente virtualmente electo es su máximo representante.
La gran empresa: Estados Unidos
Hace unos años, un popular multimillonario de Silicon Valley me expresó algo que aún recuerdo: "China es una autocracia, Europa una tecnocracia y Estados Unidos una empresa". Desde la reelección de Donald Trump, esta afirmación ha cobrado más sentido que nunca.
Comencemos por lo evidente: Trump es un empresario voraz y el liderazgo en Estados Unidos se ha convertido en un activo comercial.
Esta situación inició cuando la Corte Suprema avaló el gasto ilimitado de las corporaciones en campañas políticas con su fallo de 2010 en el caso Citizens United contra la Comisión Electoral Federal. En las recientes elecciones, se eliminaron regulaciones que separaban a los candidatos de sus SuperPAC. Como resultado, de los casi 16 mil millones de dólares destinados al ciclo electoral —una cifra récord—, decenas, si no es que cientos de millones provinieron de fuentes desconocidas. Hoy, no es solo el dinero lo que rige la política estadounidense, sino "el dinero oscuro".
Sin embargo, los inversionistas políticos más importantes de Trump son bien conocidos, como los principales accionistas listados en los documentos presentados ante la Comisión de Bolsa y Valores de EE. UU.
Los principales inversionistas
- Elon Musk, CEO de Tesla, aportó 118 millones de dólares a la campaña de Trump, en parte destinados a campañas electorales en todo el país.
- Musk también proporcionó acceso a la caja negra del control algorítmico de X, una importante plataforma de redes sociales, que dirigió a innumerables votantes potenciales a una madriguera de desinformación.
- Multimillonarios como Timothy Mellon, Steve Schwarzman y Jeff Yass, junto con simpatizantes como Jeff Bezos, Mark Zuckerberg y Tim Cook, fueron los primeros en felicitar al presidente electo.
Estos inversionistas saben que las promesas pasadas de Trump no garantizan resultados futuros. La reacción del mercado a su victoria lo demuestra: las acciones y los activos de riesgo subieron mientras los precios de los bonos cayeron.
Si bien algunos creían que Joe Biden había marcado el inicio de una era posneoliberal en políticas económicas, está claro que en Estados Unidos, como desde la década de 1980, lo primordial es el "valor" para los accionistas.
El capitalismo de corto plazo
Votar por Trump fue avalar la idea de que impuestos más bajos, menos regulaciones y mayor endeudamiento se traducirán en un "crecimiento" que mejorará la economía estadounidense —que se ha comportado mejor que cualquier otra nación desarrollada tras la pandemia—. Fue un voto por una ley que desafía la gravedad, manteniendo los precios de las acciones en niveles récord y evitando una recesión.
En los últimos años, muchas empresas Fortune 500 han recurrido al endeudamiento y a la recompra incesante de acciones para mantener altos los márgenes y los precios.
Pero la "empresa" Estados Unidos, bajo el mando de su nuevo CEO, Trump, se asemeja más a una firma de capital privado: una inversión a corto plazo, altamente apalancada y con un tiempo de tenencia de aproximadamente cuatro años.
Al igual que Trump, el capital privado puede deshacerse de activos para obtener ganancias inmediatas, sin importar su trascendencia. Es probable que el presidente electo elimine gran parte del plan de energía limpia de la administración Biden, permitiendo que China domine los sectores estratégicos del futuro. También reducirá los requisitos de capital bancario en un momento en que la deuda, el apalancamiento y el riesgo financiero están aumentando.
Incluso las propuestas de detener y deportar a millones de inmigrantes equivalen a una estrategia de despido masivo. Los inmigrantes pueden percibirse como un costo en el balance político de Trump, pero son una de las razones clave por las que la inflación laboral no ha sido mayor en Estados Unidos tras la pandemia. Aun así, a las corporaciones en general no les preocupa el capital humano, solo el dinero en efectivo.
Estados Unidos en problemas
Con Trump como director ejecutivo, ¿Estados Unidos es ahora un activo en dificultades? En los últimos años, el desempeño económico ha superado las expectativas. Pero no puedo evitar pensar que nuestra riqueza —el PIB per cápita de Mississippi es similar al de Francia— y las distracciones de consumo, especialmente las digitales sin sentido, son razones por las que reelegimos a un delincuente convicto.
Estados Unidos se ha convertido en víctima de su propio éxito. Me temo que hemos adquirido a Trump en el punto más alto del mercado, pero una cosa es segura: votamos en consonancia con nuestros valores. Una encuesta reciente de Gallup concluyó que el dinero, por encima del patriotismo, la religión, la familia o la comunidad, es el valor que define a los estadounidenses. En Trump, tenemos un presidente que representa el verdadero significado de eso, y poco más.
Fuente: "Trump, el nuevo CEO de la empresa denominada EU" por Rana Foroohar en Milenio