132 escenas de terror machista y un libro para recordar las historias de las víctimas
La artista Jana Leo, autora de ‘Violación Nueva York’, recopila en un libro los asesinatos de mujeres a manos de sus parejas en Madrid desde 1999 y exhibe en la Complutense una parte de los dibujos.
Historias desgarradoras
Las dos hermanas de 8 y 10 años observan el asesinato de su madre desde la distancia, de la mano. Su padre la acuchilla hasta la muerte en el portal de su casa. La témpera roja que representa la sangre cae alrededor de la mujer. Es un trazo infantil y simple que reproduce un crimen machista ocurrido en Madrid en 2019.
La mano que ha dibujado de una forma aparentemente inocente una escena tan desgarradora es la de la artista Jana Leo, que ha recopilado en un libro los 132 crímenes machistas ocurridos en Madrid entre 1999 y 2020 y las historias de sus víctimas. Mamá está muerta, pero la vamos a curar se plantea como un homenaje a ellas, pero también como advertencia de la realidad de la puerta de al lado y de que el terror tiene muchos rostros.
Un trabajo sociológico y estadístico
La obra tiene una vertiente artística, pero también otra sociológica y estadística no menos importante. Leo ha trabajado mano a mano con el economista Sergio Tombesi para recopilar los datos y las historias de las 132 víctimas que aparecen en el libro, para el que tienen activo un crowdfunding con el que financiar su impresión.
Para completar las fichas de cada caso, han recurrido a las sentencias, los artículos de prensa, archivos policiales y la base de datos de la Federación de Asociaciones de Mujeres Separadas y Divorciadas, entre otras fuentes. En el libro, se cuenta el crimen y su contexto, pero se han omitido detalles personales que puedan identificar a cada víctima. “Pudimos hablar con algunos de los familiares y no todos estaban de acuerdo en incluir los nombres, así que decidimos omitirlos”, indica Leo.
El arte como denuncia
La historia de Ada, la víctima apuñalada en el portal delante de sus hijas, fue un tremendo acicate para dar forma a este proyecto. “Empezamos a idearlo en 2018, con la recogida de datos, pero el asesinato de esta mujer, en mi barrio de toda la vida, me trastocó. Mi madre me dijo: ‘¡Eres artista, tienes que hacer algo!”. Leo empezó a dibujar sin un horizonte definido y cuando su casa de Nueva York, donde reside, estaba llena de esas láminas, se dio cuenta de que ahí estaba su proyecto.
Cuando comenzó a germinar este proyecto, España se agitaba con una oleada feminista tras el caso de la violación grupal de la manada en los Sanfermines de 2016. La propia Leo acababa de publicar en España su libro Violación Nueva York, en el que narra la agresión sexual que sufrió en su apartamento en Harlem en 2001.
“Dedicaba dos semanas a leer documentación para cada caso. Después de eso, me ponía a dibujar con los ojos cerrados. Intento dibujar con mi parte inconsciente y de un solo trazo”, relata Leo. La estética infantil no es casualidad, la autora ha querido transmitir, la “mirada de esos niños que ven la mano de su papá pegando a su mamá”. Algo que realmente sucede en muchas de las historias que se cuentan en este trabajo.
El contexto de los crímenes
La aspiración de Leo y Tombesi era no quedarse solo en la estadística, sino ir más allá para llegar a comprender realmente el contexto de estos crímenes. Por eso, incluyeron en cada ficha información sobre cuántos días había convivido la víctima con su agresor o dónde habían nacido cada uno de ellos.
El análisis de estos datos permitió a los autores del proyecto establecer algunas conclusiones. Por ejemplo, el origen de las víctimas. “El 60% de ellas no habían nacido en Madrid, provenían de la migración nacional e internacional, lo que puede implicar un elemento de desubicación o falta de red de apoyo”, señala Leo. Otro de los elementos clave para la artista es que 95 de los 132 asesinatos sucedieron en la casa de la pareja. “El espacio doméstico se convierte en un espacio de terror”, sentencia.
La voz de las víctimas
Los textos que acompañan las imágenes reflejan la vida y las aspiraciones de estas mujeres: “Tenían una sola hija y varios nietos que la adoraban”, “Su jefa dice que era una profesional ejemplar”, “Ella, que se había licenciado en filosofía en su país, había adoptado una niña”. También describen los rasgos comunes de los maltratadores: “Él era celoso compulsivo y tenía una orden de protección hacia otra pareja y antecedentes por estafa”, “Manda un mensaje al móvil de su hermano diciendo que estaba deprimido y que iba a matar a su pareja”. El libro también describe el momento del crimen y lo que deja detrás: “Fallece tras violencia mayúscula y absoluta crudeza”, “El hijo de la pareja estaba en casa, pero no se enteró de nada, quizá por ser de madrugada”, “¿Quién me va a llevar ahora al cole?”.
La Universidad Complutense acoge hasta el 31 de octubre una selección de los dibujos en la que también se puede hojear el libro que reúne todos. Leo asegura que seguirán con su trabajo de recopilación de datos e historias. Aunque espera, algún día, no tener que hacer ningún dibujo más sobre un crimen machista.
“Mamá está muerta, pero la vamos a curar es un homenaje a las víctimas de la violencia machista, pero también una advertencia de que el terror tiene muchos rostros y de que puede suceder en la puerta de al lado.”