Aprueban histórico proyecto que prohíbe las corridas de toros en Colombia

Tras más de 15 años de intentos fallidos, el Congreso de Colombia aprobó en último debate un proyecto de ley que prohíbe las corridas de toros en todo el territorio nacional. La iniciativa, impulsada por la senadora oficialista Esmeralda Hernández, cuenta con amplias mayorías y es un triunfo para los sectores animalistas que llevan años luchando por erradicar esta práctica.

El fin de una tradición

Las corridas de toros han sido parte de la cultura colombiana durante siglos, pero su popularidad ha ido disminuyendo en los últimos años. Según encuestas, el 85% de los colombianos está en contra de esta práctica, que consideran cruel e inhumana. La nueva ley contempla un proceso de transición de tres años para que las plazas de toros se transformen en espacios destinados a actividades culturales, lúdicas o deportivas.

Impacto económico y social

La prohibición de las corridas de toros tendrá un impacto económico en las familias que dependen de esta actividad. El proyecto de ley incluye medidas para apoyar la reconversión económica y laboral de estas personas. El DANE será el encargado de hacer un diagnóstico para determinar la cantidad de familias afectadas y calcular el número de personas que se beneficiaban indirectamente de las corridas.

Los sectores taurinos han expresado su rechazo a la prohibición, argumentando que afectará a miles de familias que dependen económicamente de esta actividad. Sin embargo, el Gobierno se ha comprometido a apoyar la reconversión económica de estas personas y a garantizar que nadie quede desamparado.

Un paso adelante en la protección animal

La aprobación de esta ley es un paso adelante en la protección animal en Colombia. Las corridas de toros son una práctica cruel e inhumana que no tiene cabida en una sociedad moderna. La nueva ley envía un mensaje claro de que Colombia está comprometida con el bienestar animal y que las prácticas crueles no serán toleradas.

La prohibición de las corridas de toros es un triunfo para los sectores animalistas que llevan años luchando por erradicar esta práctica. Es también un paso adelante en la construcción de una Colombia más justa y compasiva.