El ambiente en el Estadio Metropolitano de Barranquilla durante el partido de la Selección Colombia contra Brasil por las eliminatorias del Mundial de 2026 se vio empañado por un incidente relacionado con la hija menor del presidente Gustavo Petro, Antonella Petro, de 15 años. Mientras los aficionados se congregaban para apoyar al equipo nacional, un grupo decidió utilizar ese espacio para expresar aparentemente su descontento hacia el gobierno de Petro, coreando "Fuera Petro". Esta situación provocó una reacción inmediata de Antonella, quien se mostró visiblemente afectada y se retiró entre lágrimas del estadio.
Las imágenes del estadio repleto resonando con los cánticos de protesta y la reacción de la joven Petro se volvieron virales en las redes sociales. En los videos, se pudo observar a Antonella intentando contener las lágrimas mientras abandonaba el estadio, respondiendo a los abucheos con un enérgico comentario y un gesto obsceno.
El presidente Gustavo Petro utilizó sus redes sociales para condenar lo sucedido, calificando a quienes abuchearon a su hija como "cobardes" por dirigir la protesta hacia una mujer menor de edad. Además, desmintió su presencia en el estadio, ya que en realidad se encontraba participando en una reunión en Estados Unidos.
Sin embargo, surgieron diferentes interpretaciones sobre el incidente. Mientras algunos afirmaron que los cánticos estaban dirigidos específicamente hacia Petro, otros argumentaron que reflejaban el descontento generalizado hacia el presidente, no hacia su hija en particular. El representante Miguel Polo Polo, opositor del Gobierno, enfatizó que los gritos eran un clamor contra Petro y no contra su hija, señalando el alto índice de desaprobación que enfrenta el presidente en la actualidad como el trasfondo de la protesta.
La controversia continuó en línea con distintas figuras políticas y ciudadanos expresando opiniones encontradas sobre la naturaleza de la protesta y su objetivo real. El embajador de Colombia en Reino Unido, Roy Barreras, condenó el incidente y lo calificó como un acto violento hacia una menor de edad, solicitando disculpas y límites a quienes participaron en la protesta.
En medio de este desacuerdo sobre la intención de los cánticos en el estadio, se destaca el efecto polarizador que ha tenido el incidente en la opinión pública, con un trasfondo político que sigue generando debates y divisiones en la sociedad colombiana.