Cataluña respira aliviada: Fin de la peor sequía del siglo XXI
Después de más de 1,600 días de angustia, Cataluña está emergiendo del túnel de la sequía más severa jamás registrada. Según informa Carlos Garfella de El País, el Govern ha anunciado el levantamiento de la alerta en el sistema Ter-Llobregat, que abastece a Barcelona, Girona y sus áreas metropolitanas, beneficiando a casi seis millones de personas. Esta decisión, que se formalizará el martes, marca el fin de las restricciones implementadas desde noviembre de 2022 en más de 200 municipios.

Un respiro para la economía y la vida cotidiana
La consejera de Territorio, Vivienda y Transición Ecológica, Sílvia Paneque, ha declarado desde un embalse de Sau casi lleno: «Estamos recuperando la normalidad en el uso del agua». La imagen del campanario del pueblo sumergido de Sau nuevamente cubierto de agua simboliza esta recuperación. Las lluvias de marzo, las más abundantes en 25 años, han disipado el fantasma de la sequía que acechaba desde finales de 2020. Las reservas de las cuencas internas se han disparado del 32% al 64% de su capacidad en un solo mes. «Han sido 56 meses por debajo de la media pluviométrica. Ha sido la peor sequía de los últimos 200 años», señaló Paneque.
El levantamiento de la alerta implica la suspensión de las limitaciones que aún estaban en vigor, incluyendo la reducción del 25% en el riego agrícola, 10% en ganadería y 5% en industrias. Las restricciones domésticas, como el riego de jardines privados y el lavado de coches con manguera, también se eliminan. Por primera vez en dos años, se garantizará el riego a los agricultores y las fuentes ornamentales de las ciudades volverán a funcionar.

Implicaciones y transición a la prealerta
Con este cambio, que entrará en vigor a mediados de abril tras su publicación en el Diario Oficial de la Generalitat, catorce de las dieciocho áreas que componen las cuencas internas catalanas no tendrán ninguna restricción. Las poblaciones que dependen del sistema Ter-Llobregat pasarán a la fase de prealerta, que, aunque no impone restricciones, recomienda evitar duchas de más de 10 minutos. Las desaladoras, cruciales el año pasado para evitar el agotamiento de los embalses, seguirán operando al 90% de su capacidad para acumular agua de lluvia y recargar acuíferos como los del delta del Llobregat.
No toda Cataluña está fuera de peligro
Aunque la situación mejora, no toda la comunidad está completamente fuera de la alerta. El acuífero del Fluvià Muga, que abastece a 22 municipios del Empordà, relajará restricciones y pasará de la fase de excepcionalidad a la fase de alerta. Municipios que dependen del embalse de Darnius-Boadella, como Figueres y Cadaqués, permanecerán en esta fase con limitaciones leves.
Un plan de transición hídrica a largo plazo
La sequía del año pasado puso en jaque la economía catalana, con la amenaza de que Barcelona se quedara sin agua. Esto llevó al Govern de Pere Aragonès a activar la fase de emergencia, con las restricciones más severas jamás aplicadas. La crisis aceleró un plan de transición hídrica con horizonte en 2028, buscando reducir la dependencia de las lluvias mediante la construcción de más plantas de desalación y regeneración.
Políticamente, la crisis hídrica reabrió el debate sobre el trasvase del Ebro hacia Barcelona y condicionó la negociación de los Presupuestos autonómicos. Un frente de lluvias en mayo de 2024 inició la recuperación, evitando la necesidad de fletar barcos con agua desalada como en 2008.
A pesar de la construcción de desaladoras impulsadas por el Govern tripartito de José Montilla, esta sequía demostró que la comunidad aún no estaba preparada para enfrentar una escasez de lluvias prolongada. Paneque ha agradecido la gestión de sus antecesores, Teresa Jordà y David Mascort, y ha hecho un llamamiento a la prudencia y a mantener la hoja de ruta en infraestructuras hasta 2028. Se seguirán ejecutando obras para captar agua de pozos y mejorar instalaciones, incrementando las reservas en 31 hectómetros cúbicos para prepararse ante futuras sequías.
Barcelona reverdece: Replante de árboles tras la sequía
El Ayuntamiento de Barcelona está replantando 3.285 árboles y recuperando 3,9 hectáreas de masa verde afectada por la sequía. Este proyecto, que se extenderá hasta la primavera de 2026, busca replantar 7.500 árboles y recuperar 8,2 hectáreas de plantas afectadas, incluyendo la resiembra de césped en áreas perdidas. La ciudad está tomando medidas para asegurar su futuro verde y sostenible después de la crisis hídrica.