El ahorro en México: Una cultura financiera solida para tiempos de incertidumbre

En un contexto económico marcado por la inflación, la incertidumbre financiera y el impacto de la pandemia, el ahorro se ha convertido en una de las prácticas más recomendadas por los expertos para garantizar la estabilidad económica de las familias mexicanas.

Sin embargo, el panorama no siempre es alentador: de acuerdo con la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) 2022, solo el 47% de los adultos en México reporta tener algún tipo de ahorro formal.

La importancia del ahorro en tiempos de incertidumbre

La falta de educación financiera, sumada a factores económicos adversos, ha limitado el desarrollo de una cultura del ahorro en el país.

La inflación en México ha alcanzado niveles alarmantes en los últimos años. Según datos del Banco de México, la inflación cerró en 7.82% en 2022, afectando directamente el poder adquisitivo de la población.

Esto significa que los precios de productos básicos, como alimentos y energía, han aumentado significativamente, poniendo en aprietos a las familias para cubrir sus necesidades diarias.

En este escenario, el ahorro se vuelve aún más crucial. Rafael del Castillo, especialista en finanzas personales, señala que “ahorrar no solo es necesario para enfrentar imprevistos, sino también para protegerse del impacto de la inflación”.

Además, recomienda buscar alternativas que ofrezcan rendimientos por encima de la inflación, como certificados de la Tesorería (CETES) o fondos de inversión.

Herramientas y estrategias para fomentar el ahorro

En México, existen diversas herramientas y estrategias que pueden facilitar la creación de un fondo de ahorro sólido. Uno de los métodos más recomendados es el uso de aplicaciones móviles que permiten automatizar el proceso de ahorro, como Fintonic, Hey Banco o Klar.

Estas plataformas ofrecen opciones para guardar dinero de forma recurrente y generar intereses a tasas competitivas.

Otro enfoque popular es el sistema del “ahorro de sobres”, que consiste en dividir el ingreso mensual en diferentes categorías (gastos fijos, ahorro, emergencias, etc.) y distribuir el efectivo en sobres físicos.

Aunque puede parecer una técnica tradicional, sigue siendo efectiva para aquellos que prefieren un control tangible de su dinero.

Asimismo, el gobierno federal ofrece incentivos para fomentar el ahorro a largo plazo, como las cuentas de ahorro para el retiro a través de las Afores. Estas cuentas permiten que los trabajadores ahorren de manera voluntaria, recibiendo beneficios fiscales en el proceso.

Los riesgos del ahorro informal

Un dato alarmante revelado por la ENIF es que el 53% de los mexicanos no utiliza instituciones formales para su ahorro. En lugar de ello, recurren a métodos informales como el “guardadito” en casa o las tandas, prácticas que, si bien son comunes en la cultura mexicana, no ofrecen ningún tipo de protección ni rendimientos.

Alejandro Villagómez, investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), advierte que “el ahorro informal está expuesto a riesgos como el robo, la inflación y la falta de liquidez en caso de emergencias”.

Además, los ahorradores informales pierden la oportunidad de acceder a productos financieros que podrían hacer crecer su dinero de forma segura.

El ahorro formal: Una opción segura y rentable

Por otro lado, el ahorro formal en instituciones bancarias o cooperativas financieras ofrece la seguridad de que los fondos están protegidos por el Instituto para la Protección al Ahorro Bancario (IPAB), hasta por un monto de 400,000 UDIS (aproximadamente 2.6 millones de pesos), lo que brinda mayor tranquilidad en caso de contingencias.

Pasos para crear un hábito de ahorro

Uno de los grandes retos para muchos mexicanos es crear el hábito de ahorrar de manera constante. María Teresa Rojas, asesora financiera, sugiere seguir estos pasos para comenzar:

  1. Establecer metas claras: Definir objetivos de ahorro a corto, mediano y largo plazo (como un fondo de emergencia, vacaciones, la compra de un automóvil o la jubilación).
  2. Ahorrar un porcentaje fijo del ingreso: Se recomienda ahorrar al menos el 10% del salario mensual. Automáticamente destinar una parte del ingreso a una cuenta de ahorro puede ayudar a que el proceso se vuelva parte de la rutina financiera.
  3. Crear un fondo de emergencia: Antes de cualquier otro objetivo, es esencial contar con un fondo que cubra al menos tres a seis meses de gastos. Esto permite enfrentar imprevistos sin necesidad de endeudarse.
  4. Evitar los gastos hormiga: Identificar y reducir aquellos pequeños gastos diarios que, a largo plazo, pueden representar una cantidad considerable, como el café de cada mañana o las compras impulsivas.
  5. Utilizar productos financieros adecuados: Investigar y elegir cuentas de ahorro o fondos de inversión que ofrezcan rendimientos por encima de la inflación y permitan hacer crecer el dinero de manera segura.

La educación financiera: La clave para una cultura del ahorro

Finalmente, una de las claves para promover una mayor cultura de ahorro en México es la educación financiera. Según datos del Banco Mundial, solo el 32% de los adultos mexicanos tiene conocimientos básicos sobre temas financieros. Este bajo nivel de educación financiera limita la capacidad de las personas para tomar decisiones informadas sobre el manejo de su dinero.

En este sentido, Patricia García, directora de EduFin México, destaca la importancia de incluir la educación financiera en los planes de estudio desde una edad temprana. “Fomentar el ahorro desde la infancia y enseñar conceptos básicos de finanzas personales puede marcar una gran diferencia en el futuro financiero de los mexicanos”, asegura.

El ahorro es una herramienta fundamental para asegurar la estabilidad financiera en cualquier contexto, pero especialmente en momentos de incertidumbre económica. Aunque México enfrenta desafíos en cuanto a la adopción de una cultura del ahorro formal, existen múltiples herramientas y estrategias para fomentar este hábito entre la población. Ya sea a través de aplicaciones financieras, productos bancarios o prácticas tradicionales, la clave está en establecer metas claras y tomar decisiones informadas sobre el manejo del dinero.