La inteligencia artificial reaviva los fantasmas de la burbuja puntocom
Mientras los mercados financieros globales siguen evolucionando, los inversores y analistas están observando de cerca el auge de la inteligencia artificial (IA). Esta tecnología, que promete transformar industrias y sociedades, está generando un entusiasmo similar al que se vivió durante la burbuja puntocom de finales de los años 90. Sin embargo, muchos se preguntan si este fervor actual es sostenible o si estamos al borde de otra corrección drástica.
Nuño Rodrigo (2025), en un artículo para El País, destaca las similitudes entre la fiebre inversora en internet de hace 25 años y el actual boom de la IA. «Una tecnología emergente promete cambiar de cabo a rabo no solo la economía, sino la sociedad en su conjunto y, ante esta convicción, ningún inversor se quiere quedar atrás», escribe Rodrigo. La pregunta clave es si esta convicción está justificada por modelos de negocio sólidos o si se trata, simplemente, de una ola de especulación.

Paralelismos inquietantes: ¿Historia que rima?
El S&P 500, un índice bursátil que refleja el rendimiento de las 500 empresas más grandes de Estados Unidos, ha experimentado un crecimiento significativo en los últimos años. Según datos recopilados por El País (2025), este índice ha subido un 174% en los últimos cinco años, una cifra considerable pero inferior al 242% registrado en el lustro previo al estallido de la burbuja puntocom en el año 2000. La comparación es inevitable y plantea interrogantes sobre la sostenibilidad del mercado alcista actual.
Daron Acemoglu, economista del MIT y Premio Nobel, citado por Bloomberg, señala que «hubo mucho hype en torno a internet, mucho antes de que nadie tuviera un modelo de negocio para ganar dinero. Por eso se produjo el boom de internet y el colapso posterior» (Rodrigo, 2025). Esta observación resuena con la situación actual de la IA, donde muchas empresas están invirtiendo fuertemente en la tecnología, pero aún no han demostrado su capacidad para generar beneficios consistentes.

Valoraciones elevadas y concentración del mercado
Otro factor que preocupa a los analistas es la valoración de las empresas tecnológicas. El PER (relación precio-beneficio) del S&P 500 se situaba en 26,5 a finales de 2024, un nivel elevado que recuerda a las valoraciones de finales de los años 90. Además, la rentabilidad por dividendo se mantiene baja, lo que sugiere que los inversores están más interesados en la apreciación del capital que en los ingresos por dividendos.
La concentración del mercado también es un motivo de preocupación. Según UBS, en la parte final de la euforia del año 2000, diez valores concentraban el 50% de la subida del S&P 500. Aunque la concentración actual es menor (alrededor del 35%), sigue siendo elevada y plantea interrogantes sobre la diversificación del mercado.
Lecciones del pasado: Pets.com y otros ejemplos
La burbuja puntocom dejó cicatrices profundas en la memoria de los inversores. Empresas como Pets.com, que protagonizó una salida a bolsa exitosa pero se hundió poco después, se convirtieron en símbolos de la especulación desenfrenada. La lección aprendida es que el éxito en bolsa no garantiza la viabilidad a largo plazo de una empresa.
Luis Benguerel, gestor de patrimonios, recuerda que «en aquella época todo el mundo acudía a toda las OPV tecnológicas» (Rodrigo, 2025). Sin embargo, muchos inversores perdieron dinero cuando la burbuja estalló. La clave, según Benguerel, es evaluar cuidadosamente los modelos de negocio y no dejarse llevar por el entusiasmo del momento.
¿Un futuro diferente para la IA?
A pesar de las similitudes con la burbuja puntocom, existen diferencias importantes que podrían marcar un futuro diferente para la IA. A diferencia de muchas empresas de internet de los años 90, las empresas tecnológicas actuales suelen generar beneficios sustanciales. Además, la IA tiene aplicaciones mucho más amplias y transformadoras que el internet de la época.
Como señala El País (2025), «las tecnológicas actuales ganan dinero, pero las valoraciones dependen de lo que ganen a futuro». La clave está en determinar si las empresas de IA pueden mantener su ritmo de crecimiento y justificar sus elevadas valoraciones. La historia de Yahoo! y Google sirve como recordatorio de que el liderazgo en el mercado es efímero y que la innovación constante es esencial.
Conclusión: Prudencia y análisis exhaustivo
El auge de la IA presenta oportunidades emocionantes para los inversores, pero también conlleva riesgos significativos. La experiencia de la burbuja puntocom nos enseña la importancia de la prudencia, el análisis exhaustivo y la diversificación. Al igual que Warren Buffett, cuya cartera está mayormente en liquidez, los inversores deben considerar cuidadosamente sus opciones y no dejarse llevar por la euforia del momento.
En última instancia, el futuro de la IA dependerá de su capacidad para generar valor real y transformar la economía de manera sostenible. Solo el tiempo dirá si estamos viviendo una nueva burbuja o si la IA está sentando las bases de una nueva era de prosperidad.