El Fondo Monetario Internacional (FMI) advierte a España sobre la necesidad de limitar y acotar temporalmente los impuestos extraordinarios a bancos, grandes fortunas y empresas energéticas, destacando que si dichas medidas se mantienen en su formato actual, podrían generar distorsiones e incertidumbre, lo que a su vez desincentivaría la inversión, que ya se encuentra en un estado de debilidad.
Medidas de carácter temporal
Según el FMI, estos impuestos fueron creados como una respuesta a la crisis inflacionaria provocada por la guerra en Ucrania, con el objetivo de determinar quién debería asumir los costes de las medidas adoptadas. En este contexto, las empresas energéticas se han beneficiado de precios disparados, mientras que la banca ha aumentado sus márgenes gracias a las subidas de tipos de interés, trasladando los tipos a los préstamos concedidos, pero no en la misma medida a los depósitos de los clientes. Este escenario justificó la reacción del Gobierno, aunque el FMI considera que su carácter excepcional no puede prolongarse indefinidamente.
Recomendaciones del FMI
Los economistas del Fondo destacan que los gravámenes extraordinarios no constituyen una estrategia de consolidación fiscal favorable al crecimiento y no representan una alternativa sólida a medidas que aumenten los ingresos de forma estructural. A largo plazo, los ingresos deberían complementarse con iniciativas para contener el aumento del gasto, especialmente en pensiones.
En caso de que se mantengan estos gravámenes, el FMI subraya la importancia de definir claramente los beneficios extraordinarios, alineando las bases del tributo con dicha definición para minimizar los efectos distorsionadores. También sugiere rediseñarlos para buscar otros objetivos, como desgravar los colchones de capital anticíclicos que se acumulen. Esto permitiría que los bancos se capitalizaran mejor, mejorando su capacidad para soportar escenarios adversos.
Impuesto a la banca
El gravamen a la banca supone un 4,8% del margen neto de intereses y comisiones de las entidades que operan en España con ingresos superiores a 800 millones de euros. El FMI recuerda las críticas del BCE a este impuesto, que recaudó 1.200 millones de euros en 2022, lo que representa un 10% del beneficio de la actividad bancaria en España en 2023. El organismo considera que su diseño presenta limitaciones importantes, ya que grava el margen de intereses y no el beneficio, lo que no tiene en cuenta la posibilidad de que las entidades tengan un margen alto pero un beneficio bajo, y viceversa.
Impuesto a las energéticas
El impuesto extraordinario a las compañías energéticas es un 1,2% de su facturación. En 2023, se ingresaron 1.600 millones de euros por la actividad de 2022. Varias empresas amenazaron con trasladar sus inversiones a otros países si el gravamen se prorrogaba. Se ha ampliado hasta 2025, aunque tras un acuerdo con el PNV, se deducirán las inversiones en proyectos de energía renovable. No obstante, estas deducciones no están en vigor debido a la ausencia de Presupuestos.
Impuesto a las grandes fortunas
El FMI también analiza el impuesto de solidaridad sobre las grandes fortunas, anunciado en diciembre de 2022. Reconoce que los impuestos a la riqueza pueden ser un instrumento para recaudar y redistribuir, pero advierte que las grandes diferencias en el impuesto entre regiones pueden generar efectos distorsionadores, como decisiones de residencia motivadas por la fiscalidad. El organismo aboga por la cooperación para establecer un mínimo de impuesto a la riqueza como un camino más viable.