DETROIT (AP) - La persistente problemática de incendios en los automóviles de Kia Motors y Hyundai Motor Company continúa creando inquietud entre los propietarios y expertos en seguridad. Con una alerta que indica que los vehículos deberían estacionarse al aire libre y lejos de edificios por riesgo de incendio, se ha revelado una demora considerable en las reparaciones de los 3.4 millones de automóviles afectados. La solución, prevista inicialmente para los meses siguientes al aviso de septiembre pasado, ahora parece no estar disponible hasta junio o incluso después, incrementando el peligro para dueños y terceros por igual.

Los dos gigantes automotrices, Hyundai y Kia, han reportado 56 incendios vehiculares y 'incidentes térmicos' relacionados con la fuga de líquido de frenos sobre tarjetas de control de sistemas antibloqueo de frenos (ABS). Sin embargo, hasta hoy, una solución efectiva que mitigue estos riesgos sigue fuera de alcance. Las reparaciones se han postergado significativamente más allá de los plazos habituales de llamados a revisión debido a la escasez de las partes necesarias - fusibles que reducirían la corriente eléctrica para evitar estos cortos circuitos.

Esta situación no solo expone a los usuarios de estos vehículos, sino que también despierta cuestionamientos sobre la efectividad de las medidas propuestas y el rol de los organismos reguladores en garantizar la seguridad vehicular. La demora en la distribución de las cartas de notificación para las reparaciones y el incremento de quejas por parte de los dueños denotan una crisis para Hyundai y Kia, que ya han enfrentado una serie de llamados a revisión por incendios desde el 2015. Sumado a esto, la incidencia de robos de los modelos afectados se ha incrementado, complicando aún más el panorama.

Mientras las autoridades y los fabricantes buscan soluciones, se pide a los dueños que sean diligentes en el monitoreo de sus automóviles y que tomen las precauciones necesarias, como estacionar los vehículos al aire libre, y estar atentos a señales como luces de advertencia en el tablero o el olor a quemado. Ante el miedo y la incertidumbre, y a falta de una respuesta pronta y eficaz, algunos propietarios han optado por abandonar sus vehículos, evidenciando las profundas repercusiones de este prolongado problema de seguridad vehicular.