La industria aceitera argentina se enfrenta a un futuro sombrío, según los expertos
Las perspectivas de la industria aceitera argentina son desalentadoras, según los expertos del sector. El presidente de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA), Gustavo Idígoras, advirtió que el país "va al fracaso total de la industria aceitera".
Desinversión y competencia global
Idígoras señaló que no hay una sola inversión global prevista para la industria aceitera argentina, sino todo lo contrario: "Hay visiones globales de desinversión sobre el Gran Rosario". Esto se debe a una "acumulación de distorsiones" en los últimos años y a la competencia global que representan los países vecinos y los Estados Unidos.
"Argentina si sigue así no va a producir más de 15/20 millones de toneladas de soja por año y Bolivia nos va a arrasar y pasar por arriba", afirmó Idígoras. "Paraguay se va a convertir en la gran fábrica, detrás de Brasil, y por eso en pocos años el polo industrial del Gran Rosario no va a tener ningún sentido de existir".
Falta de competitividad
Idígoras también criticó el sistema tributario, las falencias logísticas y las políticas particulares que se han tomado para la agroindustria, que han impedido que la industria aceitera crezca como debería. "Argentina debería estar compitiendo para ser la biorefinería del mundo y abastecer con biocombustibles para aviación y transporte marítimos para todo el mundo, pero lo más probable es que en el futuro importemos bio desde Paraguay y Uruguay", señaló.
El gobierno apoya al sector
A pesar de su visión crítica, Idígoras destacó que el gobierno actual ha permitido al sector mirar el futuro con una perspectiva mejor. "Milei nos permitió salir del intervencionismo", dijo, refiriéndose a las políticas económicas del exdiputado Javier Milei.
"El gobierno tiene la tarea titánica de lograr la estabilización macroeconómica, bajar la inflación y lograr la unificación cambiaria", afirmó Idígoras. "Como exportadores, son las tres condiciones básicas que necesitamos para arrancar".
Un futuro incierto
En conclusión, el futuro de la industria aceitera argentina es incierto y depende en gran medida de la capacidad del gobierno para abordar los desafíos que enfrenta el sector. De lo contrario, el país corre el riesgo de perder su posición como uno de los principales exportadores de aceite vegetal del mundo.