Telefónica toca la campana en Wall Street y celebra su centenario en la Bolsa de Nueva York

El presidente ejecutivo de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, protagonizó el tradicional "toque de campana" que pone fin a la jornada bursátil en la Bolsa de Nueva York (NYSE).

El acto conmemoró el centenario de Telefónica y rindió homenaje a los más de 500.000 empleados que han forjado la compañía a lo largo de este siglo de historia. La ceremonia fue especialmente significativa ya que además de celebrar el centenario, este miércoles se cumplían 37 años desde que los títulos de la compañía comenzaron a negociarse en Wall Street, convirtiéndose así en la primera empresa española cotizada en la Bolsa de Nueva York.

La admisión a cotización en Wall Street —el mayor mercado bursátil del mundo, con más de dos siglos de trayectoria— se consideró entonces un “hecho histórico” dentro de Telefónica, pero también en España. La negociación de 54 millones de títulos de la compañía supuso la mayor entrada de capital europeo en esta Bolsa hasta la fecha.

Antes de pulsar el botón que activa el tradicional toque de campana, el presidente de Telefónica agradeció el apoyo del accionariado. “Nuestros accionistas nos han impulsado. Su confianza nos ha convertido en un grupo tecnológico líder y en una de las operadoras de telecomunicaciones más grandes del mundo”.

Telefónica, un referente en el sector de las telecomunicaciones

La teleco española tiene cuatro mercados prioritarios (España, Reino Unido, Alemania y Brasil) y desempeña un papel preeminente en Latinoamérica, donde da servicio a más de 225 millones de clientes. En total, tiene 388 millones de usuarios.

“Con más de 200 años de historia de éxitos, la Bolsa de Nueva York es una institución icónica, por lo que entiende perfectamente el valor de las organizaciones que son capaces de resistir el paso del tiempo y compartimos con ella nuestra capacidad de transformación y propósito de ser útiles a la sociedad”, ha dicho Álvarez-Pallete.

El presidente ejecutivo de Telefónica recibió en la noche del martes la medalla de oro de la Americas Society, una organización fundada en 1965 que fomenta el debate y el diálogo sobre las Américas. El liderazgo de Telefónica en el continente americano quedó de relieve en el discurso del galardonado, de marcado tinte humanista, el de un observador asomado en primera línea a la terra incognita de la inteligencia artificial (IA), la revolución copernicana de las comunicaciones.

El galardón reconoce su liderazgo “para enfrentar los desafíos de la evolución tecnológica; su visión estratégica y su apuesta por la innovación”, pero también, por extensión, de la contribución de Telefónica, especialmente, en Latinoamérica, “expandiendo la conectividad, cambiando la vida de las personas y fomentando el crecimiento y la inclusión”, señaló el presidenta.

Telefónica apuesta por la innovación y la transformación digital

“Telefónica no se entiende sin América Latina. Un día nuestro camino nos llevó allí y desde entonces nos transformamos y entramos a formar parte de la región. Hoy, Telefónica da servicio a más de 225 millones de clientes en América Latina. La región nos ha cambiado para mejor y seguiremos trabajando para asegurarnos de que Europa y las Américas sigan avanzando juntas”.

En su discurso, en el que recordó su especial conexión con la Gran Manzana —ha cruzado la meta de Central Park en nueve maratones como representante de la Fundación Telefónica—, puso a las personas en el centro, incluso en medio del océano de datos cuyo valor y precio aún están por determinar para preservar la privacidad del individuo, del consumidor, del cliente. “Una empresa no cumple 100 años si no cumple un propósito. Nuestra misión es hacer nuestro mundo más humano conectando la vida de las personas. Lo que fluye a través de nuestras redes no es voz, gigabytes o megabytes. Es la vida de las personas, su necesidad de comunicarse”.

Igualmente, trazó la trayectoria de la compañía, desde los hilos de cobre de hace un siglo a la potente red UBB, “una historia de constante transformación y anticipación”. También los desafíos que plantea el actual contexto, el de la inteligencia artificial: “Ahora estamos creando máquinas que son capaces de pensar por sí mismas. Y esto está ocurriendo realmente rápido: el teléfono fijo tardó 50 años en alcanzar los 50 millones de usuarios. ChatGPT lo hizo en menos de un mes. Más del 40% del tráfico de Internet que fluye por nuestras redes no es humano”.

Por eso apeló a las ciencias sociales como carriles para vehicular o arbitrar una revolución tan imparable como veloz. “La tecnología está cambiando radicalmente nuestras vidas. Pero tenemos que gestionar esta transición de manera responsable. Creemos que la tecnología debe estar al servicio de las personas, y no al revés. No es el momento de la tecnología, la tecnología ya está aquí, y tenemos más y más y más. Es el momento de decidir cómo queremos que esto ocurra. Este es el momento de la sociología, la filosofía, la antropología, la economía y la Política, con P mayúscula. Es el momento de un nuevo contrato social. Y juntos, Europa y las Américas, somos más fuertes. Telefónica está preparada para aceptar este reto, el reto de nuestros próximos 100 años”

Telefónica, una historia de éxito paralela a la de España en la Unión Europea

España tiene hoy más fibra que Italia, Alemania y Austria juntas y ocupa el cuarto lugar entre los países de la OCDE, recordó Álvarez-Pallete en su discurso; bajo su presidencia, el hilo de cobre de las líneas tradicionales ha pasado definitivamente a la historia. Durante los últimos 60 años —la edad del directivo—, “España ha creado un PIB adicional equivalente a las economías de Holanda y Finlandia juntas”. Dos historias, la de Telefónica y la de España en la Unión Europea, de éxito prácticamente en paralelo.