Los sindicatos de inquilinas exigen una bajada de los alquileres y amenazan con impulsar una huelga de alquileres

Los sindicatos de inquilinas de Madrid y Barcelona, que surgieron en 2017 tras la subida de los precios del alquiler, han convocado una manifestación para este domingo 13 de octubre para exigir una bajada de los precios y amenazar con impulsar una huelga de alquileres.

Los problemas de acceso a la vivienda

Los activistas denuncian que el alquiler se ha convertido en la única opción para muchas personas, pero que los precios son abusivos y que las leyes no protegen a los inquilinos. Señalan que, según datos del colectivo de Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha), el 41,4% de los alquileres de vivienda en España no se declaran al fisco, lo que demuestra la existencia de un fraude generalizado por parte de los propietarios.

Los sindicatos también critican las empresas de mediación inmobiliaria, a las que acusan de actuar con impunidad y de estar protegidas por la prensa, la policía y los jueces.

La huelga de alquileres

Ante esta situación, los sindicatos de inquilinas han anunciado que impulsarán una huelga de alquileres, una idea que ya se puso en práctica en Barcelona en 1931. Esta huelga consistiría en dejar de pagar a los caseros lo que exigen y, en su lugar, pagar un “precio aceptable”.

Los activistas reconocen que esta medida es arriesgada, pero creen que es necesaria para forzar a los políticos a tomar medidas y proteger a los inquilinos.

La movilización del domingo

La manifestación del domingo 13 de octubre partirá a las 12:00 horas de la Puerta del Sol y recorrerá el centro de Madrid hasta la Plaza de Cibeles. Los sindicatos esperan una movilización multitudinaria, pero reconocen que tienen poca fe en que la marcha sirva para espolear a los políticos y conseguir reformas de calado.

Sin embargo, confían en que la huelga de alquileres sea una forma efectiva de presión y que obligue a los propietarios a negociar con los inquilinos.

“Aunque veas diferencias de clase o niveles de estudios, todas somos inquilinas”, dice Pablo Pérez, politólogo de 29 años que trabaja en un instituto de investigación sobre vivienda. “Todas somos susceptibles de sufrir las consecuencias de este sistema”.

El movimiento por la vivienda en España

El movimiento por la vivienda en España tiene una larga historia, con distintas fases desde los años sesenta. Durante el tardofranquismo, cuando el chabolismo era un grave problema en las grandes ciudades, este activismo estuvo muy vinculado a las asociaciones de vecinos.

Antes de la crisis de 2008, surgió en Barcelona V de Vivienda, cuando comprar un piso era inalcanzable por los precios de locura. La Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), con la ex alcaldesa de Barcelona Ada Colau en el núcleo de fundadores, se creó en 2009, tras el estallido de la burbuja inmobiliaria y el drama de las familias que no podían pagar la hipoteca.

La PAH consiguió un millón y medio de firmas para la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) hipotecaria que pedía una moratoria de lanzamientos, trato diferenciado para las familias vulnerables y regular la dación en pago. También logró la aprobación de la ley 24/2015, que obliga a la banca a permitir que las familias vulnerables se queden en los pisos por la cantidad que puedan pagar y les impide cortar los suministros.

Los sindicatos de inquilinas surgieron en 2017, tras la subida de los precios del alquiler. Han tenido un protagonismo creciente en la defensa de los derechos de los inquilinos y han conseguido introducir la problemática del alquiler en la agenda pública.