El debate migratorio catalán: Un terreno fértil para Aliança Catalana y Vox

En el panorama político catalán, un nuevo acuerdo migratorio está generando intensos debates y controversias. La pregunta que resuena en los pasillos del poder y en las conversaciones cotidianas es si este pacto logrará contener el crecimiento de la extrema derecha, representada por Aliança Catalana y Vox. A medida que la inmigración se posiciona como un tema central en la agenda política, expertos y analistas están examinando si las estrategias adoptadas por los partidos mayoritarios podrían, paradójicamente, estar alimentando el auge de estas fuerzas políticas.

¿Imitar para contrarrestar? Una estrategia fallida

La experiencia europea, según Ángel Munárriz de El País, está demostrando que centrar el mensaje en el control y la expulsión de inmigrantes no solo no frena a la extrema derecha, sino que, en muchos casos, la fortalece. Líderes como Emmanuel Macron, Olaf Scholz y Alberto Núñez Feijóo han intentado neutralizar a las fuerzas antiinmigración jugando en su terreno, aceptando el marco de la inmigración como un problema de seguridad y proponiendo respuestas centradas en el control y la expulsión (Munárriz, 2025).

Sin embargo, la evidencia académica y los casos recientes sugieren que esta fórmula no está funcionando. El acuerdo catalán entre el PSOE y Junts, que será implementado por Salvador Illa, no parece que vaya a contener a Aliança Catalana, el partido islamófobo independentista liderado por Sílvia Orriols. De hecho, Orriols se burló del acuerdo, lo que sugiere que no se siente amenazada por él.

El poder de las emociones sobre los argumentos

En marzo de 2024, Iván Krástev y Mark Leonard, del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, publicaron un informe que concluía que «imitar» las políticas duras en inmigración era una mala estrategia para los partidos centrales. Ylva Johansson, entonces comisaria de Interior, también se equivocó al pensar que el pacto migratorio europeo quitaría argumentos a la extrema derecha (Munárriz, 2025).

La razón es que el éxito de la extrema derecha no se basa en «argumentos», sino en emociones. Las cesiones no los desactivan. Un estudio de 2022 publicado en Cambridge University Press analizó estrategias partidistas y trasvases de voto en 12 países y llegó a la conclusión de que aceptar marcos e incorporar posturas de los extremistas no los frena, sino que los impulsa.

El foco en el control y la expulsión: Un regalo para la extrema derecha

Aunque el acuerdo catalán no asume las posiciones de Vox y Aliança, su contenido pone el foco en la prohibición de acceso y en la expulsión, en las fuerzas policiales y en los CIE. Es ahí donde Vox y Aliança quieren la atención: en la inmigración como problema que demanda una respuesta uniformada. Investigaciones de 2007 en Electoral Studies y de 2018 en Oxford University Press acreditan una relación entre la atención mediática a la inmigración y el ascenso del voto ultra (Munárriz, 2025).

Las voces expertas advierten

Gemma Pinyol-Jiménez, directora de Migraciones en Instrategies, afirma que «no es un pacto integral sobre migraciones, es un pacto sobre control de flujos de entrada. Esto supone aceptar la narrativa de la inmigración como problema y validar un enfoque que solo beneficia a la extrema derecha». Pinyol-Jiménez añade que «Junts hace lo que tantos partidos conservadores antes, que fracasaron por no tener en cuenta que este escoramiento no debilita, sino que legitima al rival» (Munárriz, 2025).

Blanca Garcés, investigadora de Migraciones del Barcelona Centre for International Affairs (Cidob), coincide en que la intención del acuerdo es lanzar un mensaje: «Vamos a controlar la situación desde la Generalitat». Sin embargo, Garcés duda de que las medidas tengan un efecto relevante y advierte que «a la larga, esto puede provocar frustración y favorecer a quien gana por goleada en la gesticulación, que es la extrema derecha» (Munárriz, 2025).

Paralelismos europeos: Un patrón preocupante

La ultraderecha logró su mejor resultado europeo en 2024 tras una campaña marcada por la inmigración. En Francia, Agrupamiento Nacional fue primera fuerza tras una ley impulsada por Macron con cesiones al lepenismo. En Alemania, AfD ha sido segunda tanto en las europeas como en las generales de febrero, siempre con el debate migratorio candente. En España, el discurso de Vox se ha recrudecido y el PP ha endurecido sus posiciones, vinculando inmigración e inseguridad y reclamando el despliegue del Ejército ante la costa africana (Munárriz, 2025).

La reacción de la extrema derecha en Cataluña

Ignacio Garriga, dirigente de Vox, afirmó que el acuerdo catalán supone un ataque simultáneo a la «soberanía nacional» y a la «seguridad» de los catalanes, condenados a la «sustitución demográfica». Desde la irrupción de Aliança, Junts ha respondido dando mayor relevancia a la cuestión migratoria y endureciendo mensajes, especialmente en el ámbito local (Munárriz, 2025).

Mientras Junts celebraba el acuerdo con la consigna «sin inmigración no hay progreso, sin integración no hay nación», Sílvia Orriols se mofaba: «Las competencias en inmigración las tendrá el PSC en vez del PSOE. Qué gran victoria, la de Junts. Jugada maestra». Orriols añadió un mensaje que sugiere que solo ella es capaz de auténtica mano dura: «Las competencias estas en inmigración que decís que habéis conseguido, pasádmelas a mí...» (Munárriz, 2025).

En definitiva, el debate migratorio catalán se está convirtiendo en un terreno resbaladizo para los partidos mayoritarios, que corren el riesgo de fortalecer a la extrema derecha al adoptar sus estrategias. La clave, según los expertos, reside en abordar la inmigración desde una perspectiva integral, que priorice la integración y la lucha contra la xenofobia, en lugar de centrarse exclusivamente en el control y la expulsión.