¿Por qué el precio de la carne de res se está disparando en España?

El mercado de la carne de res en España está experimentando un alza de precios sin precedentes, alcanzando máximos históricos en marzo. Según datos recientes del Ministerio de Agricultura y las lonjas de Binéfar (Huesca) y Salamanca, el precio por kilo ha superado los siete euros. Mientras otros productos alimenticios han mostrado una ligera disminución en sus precios, la carne de res se mantiene como una excepción, con un aumento del 32% en el precio del añojo en comparación con el año anterior. Este incremento se está trasladando gradualmente a los supermercados, afectando directamente al bolsillo de los consumidores.

La historia de Henry Cavill y el aumento de la demanda

Recientemente, el actor Henry Cavill, conocido por su papel de Superman, acaparó titulares en España al adquirir 20 vacas de raza rubia gallega por un precio de 3.000 euros cada una. Cavill planea llevarlas a su granja en Londres para criarlas y reproducirlas. Este hecho, aunque anecdótico, ilustra un aspecto clave del problema: la creciente demanda de carne de res tanto a nivel nacional como internacional.

Las causas detrás del aumento de precios

Varios factores están convergiendo para impulsar este aumento en los precios. Javier López, director de la asociación interprofesional Provacuno, señala un «desequilibrio fortísimo entre la oferta y la demanda». En otras palabras, la oferta de carne de res no está logrando satisfacer la creciente demanda.

La escasez de ganado y las enfermedades

Una de las principales razones de esta escasez es la reducción drástica en el número de explotaciones ganaderas. La sequía de los últimos años y la propagación de dos virus devastadores –la lengua azul y la enfermedad hemorrágica epizoótica (EHE)– han diezmado las cabañas ganaderas. Fuentes del Ministerio de Agricultura explican que la lengua azul ha causado «grandes estragos en la cabaña ganadera europea, afectando especialmente a Francia, el principal suministrador de animales vivos». Esta situación ha provocado una caída en las importaciones de vacuno, ya que «traer animales de ahí se ha vuelto prácticamente imposible, y cuando se ha conseguido, ha sido a precios muy elevados».

En España, los ganaderos también están enfrentando la necesidad de sacrificar animales debido a estos virus, especialmente la EHE, que experimentó un repunte en 2024. La combinación de estas enfermedades y la sequía ha creado una tormenta perfecta que está afectando la producción de carne de res.

El impacto de la sequía

La prolongada sequía de 2022 y 2023 ha agravado la situación. La falta de pasto y el encarecimiento del pienso han dificultado el mantenimiento de las cabañas ganaderas. Aunque las condiciones climáticas están mejorando, la recuperación de las cabañas lleva tiempo. Como explica López, este proceso puede tardar hasta tres años, a diferencia de la producción de pollo o cerdo, que puede incrementarse más rápidamente.

Según cifras de Eurostat, España ha perdido 281.000 cabezas de ganado vacuno desde 2022. En el conjunto de la Unión Europea, la reducción se acerca a los tres millones.

El aumento de la demanda y las exportaciones

Mientras la oferta disminuye, la demanda sigue aumentando. Hasta noviembre de 2024, el consumo en el hogar de carne de res creció un 2%, alcanzando un total de 183 kilos anuales, según datos de Agricultura. Las exportaciones también están experimentando un repunte significativo, con un aumento del 7% en todo el ejercicio pasado, generando un valor total de 1.650 millones de euros.

El mercado norteafricano, donde también hay escasez de animales, está jugando un papel crucial en este incremento. Según la patronal de las empresas cárnicas, Anice, casi el 60% de las ventas al exterior de vacas vivas de más de 300 kilogramos en 2024 tuvieron como destino Marruecos, seguido de Líbano, Libia, Italia y Egipto. Además, en 2025, se está observando una enorme demanda desde Argelia, coincidiendo con la celebración del Ramadán.

Alfonso Alcázar, director general de Grupo Tello Alimentación, resume la situación afirmando que «todos estos factores han añadido más presión a la demanda y han contribuido al alza de los precios del vacuno nacional en el primer trimestre».

¿Qué esperar en el futuro?

Los expertos consultados prevén una estabilización de los precios, aunque en niveles elevados, mientras no haya más animales y el consumo siga respondiendo. Una compañía de distribución señala que «la venta de vacuno crece incluso a dobles dígitos», y recuerda que la traslación de los precios de origen al precio final es progresiva. En febrero, el IPC de vacuno mostraba un alza interanual del 10%, mientras que en el conjunto de la alimentación se situaba por debajo del 2%.

El impacto en la restauración

En el sector de la restauración, la demanda de carne sigue siendo alta, pero la coyuntura de precios está causando estragos. Alejandro Hermo, consejero delegado de Goiko Grill, afirma que están «sufriendo desde 2022». La cadena de hamburgueserías compra cada año un millón de kilos de carne de vacuno. «Estamos en una tormenta perfecta. Y no se va a solucionar hasta que arreglarla sea una prioridad nacional», añade Hermo.

Las políticas comunitarias y el bienestar animal

Algunos agentes sectoriales también señalan a las políticas comunitarias como un factor de tensión. Se refieren a las mayores exigencias para el bienestar animal, la densidad de animales en las granjas y una propuesta para prohibir el transporte de animales vivos a partir de ciertas temperaturas, que el sector considera «imposible de cumplir». Sin embargo, fuentes ministeriales creen que la regulación no genera un efecto negativo en la producción ni la comercialización.

En resumen, el aumento en el precio de la carne de res en España es el resultado de una combinación de factores, incluyendo la escasez de ganado debido a enfermedades y sequías, el aumento de la demanda tanto a nivel nacional como internacional, y las políticas comunitarias. La situación está impactando a los consumidores, los ganaderos y el sector de la restauración, y se espera que los precios se mantengan elevados hasta que se logre restablecer el equilibrio entre la oferta y la demanda.