México se libra de aranceles de Trump, pero la sombra de la inflación persiste

En un respiro para la industria restaurantera y hotelera mexicana, el país ha quedado exento, al menos por ahora, de la imposición de aranceles por parte de Estados Unidos. Esta decisión, anunciada durante el Día de la Liberación por el entonces presidente Donald Trump, evita un aumento inmediato en los precios para los consumidores. Sin embargo, la dependencia de México de productos estadounidenses sigue siendo un factor de preocupación, y los líderes del sector están explorando estrategias para mitigar posibles futuros impactos económicos.

La dependencia de productos estadounidenses

Según Ignacio Alarcón, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera y Alimentos Condimentados (Canirac), México importa aproximadamente el 15% de sus productos de Estados Unidos. Estos incluyen equipos de cocina, mobiliario y algunos alimentos, como los cárnicos. «Si se aplicaran aranceles habría que ver las negociaciones que tendríamos que hacer con los proveedores extranjeros», comentó Alarcón, citado por Milenio.

En el sector hotelero, la situación es similar. Enrique Calderón, vicepresidente de operaciones de Grupo Posadas, señala que los productos más importados de Estados Unidos son sistemas y tecnología, como aires acondicionados, equipos de bombeo, elevadores y servicios de marketing. «Así, la medida habría generado aumentos en los gastos de capital y, por consecuencia, un incremento en los costos de operación», explicó Calderón.

El fantasma de la inflación: un incremento evitado

La consultora Congahin y Canirac habían advertido que la imposición de aranceles podría haber resultado en un aumento de precios de entre el 5% y el 8% para los consumidores en restaurantes y hoteles. Eduardo A. Mercado Peña, socio director de Congahin, afirmó que este escenario alcista se traduciría inevitablemente en un golpe al bolsillo del consumidor. «Del arancel que se pretendía imponer, una parte la va a absorber el empresario, pero lo demás va a tener que trasladarlo al usuario, es por esto el incremento de 5 a 8 por ciento en restaurantes y hoteles», comentó Mercado Peña, según información de Milenio.

Este posible aumento en los precios finales no solo afectaría a los consumidores, sino también a la rentabilidad de las empresas del sector. En caso de que los aranceles se apliquen en el futuro, las compañías tendrían que buscar soluciones creativas para minimizar los efectos negativos. «En una guerra arancelaria todo mundo pierde y el consumidor será de los principales afectados», advirtió Mercado Peña.

Posibles estrategias para mitigar el impacto

Ante la posibilidad de una futura guerra arancelaria, los líderes del sector están considerando diversas estrategias para proteger sus negocios y a sus clientes.

Diversificación de proveedores

Una de las opciones más viables es la sustitución de productos estadounidenses por alternativas de otros países. Ignacio Alarcón, de Canirac, considera que las empresas restauranteras mexicanas podrían recurrir a proveedores de Europa, Centroamérica y Sudamérica. «Tenemos algunas salidas, hay muchos países de Europa, Centroamérica y Sudamérica donde podríamos conseguir los productos de Estados Unidos. Sería cosa de volver a empezar y ver cómo traemos esas mercancías de otras naciones», mencionó Alarcón.

Optimización de procesos y reducción de desperdicios

Otra estrategia importante es la mejora de la eficiencia operativa y la reducción de desperdicios. Eduardo A. Mercado Peña, de Congahin, sugiere que las compañías pueden optimizar sus compras y negociar mejores precios con sus proveedores. «Los restaurantes y hoteles pueden mejorar sus compras y negociar con los proveedores los precios de los insumos para, en algunos casos, tener reducciones», indicó.

Contratos a largo plazo

Además, las empresas podrían considerar la firma de contratos a plazos más largos con sus proveedores para fijar tarifas y evitar incrementos inesperados. Esta medida les permitiría tener mayor previsibilidad en sus costos y protegerse de las fluctuaciones del mercado.

Conclusión

Si bien la exención de aranceles por parte de Estados Unidos representa un alivio para los restaurantes y hoteles mexicanos, la incertidumbre económica persiste. La dependencia de productos estadounidenses sigue siendo una vulnerabilidad, y las empresas deben estar preparadas para enfrentar posibles desafíos en el futuro. La diversificación de proveedores, la optimización de procesos y la negociación de contratos a largo plazo son algunas de las estrategias que podrían ayudar a mitigar el impacto de una posible guerra arancelaria, según Grupo Milenio. El sector se encuentra, por lo tanto, en un estado de vigilancia activa, buscando maneras de asegurar su sostenibilidad y la protección de los consumidores.