El gobierno laborista se moviliza para evitar el cierre de British Steel

En un movimiento calificado de «extraordinario», el gobierno laborista del Reino Unido, liderado por Keir Starmer, está convocando al Parlamento para una sesión especial este sábado. El objetivo principal es aprobar una ley de emergencia que busca impedir el cierre de los dos últimos altos hornos de British Steel, ubicados en Scunthorpe, Inglaterra. Esta medida se produce ante la inminente amenaza de la compañía china Jingye, propietaria de British Steel desde 2020, de detener la producción y, con ello, poner en riesgo 2.700 puestos de trabajo directos.

Starmer, en una comparecencia improvisada en Downing Street, ha enfatizado la urgencia de la situación, señalando que «circunstancias extraordinarias exigen respuestas extraordinarias». El primer ministro ha asegurado que, aunque se enfrentan a una era de inestabilidad global, las negociaciones para proteger la planta han sido el resultado de varios años de esfuerzo.

Contexto geopolítico y económico

La decisión del gobierno laborista se inscribe en un contexto geopolítico delicado, marcado por el aumento de aranceles a las importaciones de acero impuestas por la administración estadounidense de Donald Trump. Esta medida impacta directamente en la industria siderúrgica británica, que depende en gran medida de las exportaciones a Estados Unidos. El Partido Laborista ha hecho de la preservación de esta industria, con una tradición de 300 años, una de sus principales promesas electorales.

Según Rafa de Miguel (2025), periodista de El País, el cierre de la planta de Scunthorpe convertiría al Reino Unido en el único miembro del G-7 sin capacidad para producir acero a partir de materia prima bruta. La competencia con China, que ha logrado reducir drásticamente los precios del acero, ha sido un desafío constante para la industria británica, que solo en 2024 perdió cerca de 6.000 empleos.

La ley de emergencia y sus implicaciones

La ley de emergencia que el gobierno de Starmer busca aprobar otorgaría al Ministerio de Industria amplios poderes para intervenir y evitar el cierre de los altos hornos. El primer ministro ha declarado que «mantenemos además sobre la mesa todas las opciones posibles», lo que sugiere que la nacionalización de British Steel podría ser una opción considerada.

Esta acción, aunque drástica, parece estar motivada por la necesidad de salvaguardar una industria estratégica para el Reino Unido y por la presión sindical. Sharon Graham, secretaria general de Unite, la principal central sindical del país, ha instado al gobierno a declarar el acero como un área de infraestructura nacional crítica y a garantizar el uso de acero británico en todos los nuevos proyectos de infraestructura.

Negociaciones fallidas y acusaciones cruzadas

Las negociaciones entre el gobierno británico y Jingye, la empresa china propietaria de British Steel, han sido infructuosas durante meses. Jingye argumenta que ha invertido más de 1.200 millones de libras (casi 1.400 millones de euros) desde su adquisición en 2020, y que las pérdidas diarias rondan los 800.000 euros. La compañía también afirma que los dos últimos altos hornos no son económicamente viables.

Downing Street, por su parte, acusa a Jingye de haber puesto numerosos obstáculos durante las negociaciones. El gobierno incluso se ofreció a cubrir los costos del combustible necesario para mantener los hornos en funcionamiento. Esta situación ha generado una gran tensión entre ambas partes, y la posibilidad de una intervención gubernamental se ha vuelto cada vez más real.

¿Nacionalización en el horizonte?

La convocatoria de una sesión parlamentaria de emergencia para abordar la crisis de British Steel sugiere que el gobierno laborista está considerando seriamente la nacionalización de la empresa. Esta medida, aunque impopular para algunos, podría ser vista como la única forma de salvar los puestos de trabajo y asegurar la continuidad de la producción de acero en el Reino Unido. La última vez que el Parlamento británico se reunió en una sesión extraordinaria fue en 2021, para autorizar la retirada de tropas de Afganistán, lo que subraya la gravedad de la situación actual.

Según Ediciones EL PAÍS S.L. (2025), la maniobra de urgencia liderada por Starmer se interpreta como un primer paso hacia la posible nacionalización de British Steel, buscando con ello evitar que el Reino Unido se convierta en el único país del G-7 sin capacidad para fabricar su propio acero a partir de materia prima.

El futuro de la industria del acero británica

La crisis de British Steel pone de manifiesto los desafíos que enfrenta la industria del acero británica en un mercado globalizado y altamente competitivo. La competencia con China, los altos costos de producción y las regulaciones ambientales han contribuido a la pérdida de empleos y al cierre de plantas en los últimos años.

El gobierno laborista se encuentra ahora ante la difícil tarea de encontrar una solución que permita preservar la industria del acero y proteger los puestos de trabajo, al tiempo que impulsa la transición hacia una producción más sostenible y competitiva.

Referencias:

  • De Miguel, R. (2025, 11 de abril). Starmer prepara una ley de emergencia para evitar el cierre de la última fundición de acero del Reino Unido. El País.
  • Ediciones EL PAÍS S.L. (2025). El País.