Tarjetas de crédito, préstamos personales y microcréditos: el cóctel del sobreendeudamiento en España

Contratar una tarjeta de crédito para compras diarias, pedir un préstamo al banco para reformar la casa, financiar compras online en varias cuotas y solicitar un microcrédito para una urgencia económica. Este es el combo de créditos al alcance de cualquier ciudadano y que lleva al sobreendeudamiento en España. Una práctica peligrosa pero más extendida de lo deseable.

El endeudamiento excesivo

Encadenar un crédito tras otro, aunque sean de bajo importe, acaba generando unos intereses que con el tiempo se convierten en inasumibles para muchas personas. Según un informe elaborado por Agencia Negociadora (una empresa que intermedia entre entidades y clientes para reunificar deudas), los clientes que llegan a niveles excesivos de deuda tienen una media de siete créditos y pagan unos 1.900 euros al mes por todos ellos. Una cifra considerable que pone en riesgo la estabilidad económica familiar.

«El malendeudamiento no se trata tanto de deber mucha cantidad de dinero como tener demasiadas pequeñas financiaciones a unos precios desorbitados. Es en este punto cuando la bola de nieve comienza a rodar».

Agencia Negociadora

El fácil acceso al crédito

El informe expone que los ciudadanos tienen mucha facilidad de acceso al crédito, sobre todo al crédito más caro. El estudio analiza 25.000 casos de clientes sobreendeudados que han solicitado una reagrupación de todos los préstamos para establecer cuotas más asequibles. A partir de estos casos, el informe esboza los puntos en común de las personas que acaban sobrepasadas por las deudas.

«Uno de los principales factores que inciden en el endeudamiento excesivo es la creciente oferta de productos de crédito al consumo en sus distintas modalidades, lo que ha provocado una competencia feroz y un apetito por el riesgo que siempre recae en la parte más débil, que siempre es el cliente final», apuntan desde Agencia Negociadora.

Las tarjetas de crédito

Todo empieza con el uso de una tarjeta de crédito para financiar cualquier tipo de gasto. El informe destaca que las personas sobreendeudadas utilizan las tarjetas de crédito como medio de pago preferido, incluso para gastos corrientes, una práctica peligrosa y muy extendida. El 99% de los clientes con una deuda excesiva tenía contratada al menos una tarjeta de crédito y el 83% tenía tres.

«Es algo lógico si se tiene en cuenta la enorme facilidad para conseguir una tarjeta y que la opción de pago aplazado no depende de la autorización de las entidades, sino que se activa a voluntad desde la propia página web del banco», señala el informe.

Las tarjetas revolving

En estas cifras también se incluyen las tarjetas revolving, uno de los productos financieros más polémicos de los últimos años y que ha generado miles de denuncias por los altos intereses que llevan aparejados, que pueden superar el 20% TAE. Se trata de una modalidad en la que el cliente dispone de una línea de crédito que se fracciona y elige la cuota que va a pagar. En muchas ocasiones, esa cuota es demasiado baja y ni siquiera cubre el capital, lo que genera que la deuda vaya creciendo al igual que los intereses. El cliente puede estar pagando solo intereses y ni siquiera cubre la totalidad, por lo que la deuda aumenta en lugar de disminuir.

El informe de Agencia Negociadora alerta de que el peso del crédito revolving no deja de crecer año tras año y el 31% de los clientes sobreendeudados había contratado uno. La deuda media por este producto es de unos 8.000 euros. Según datos del Banco de España, actualmente hay 10.643 millones de euros en saldo pendiente de amortizar por crédito revolving, una cifra que se mantiene prácticamente invariable desde 2020.

«Resulta enormemente revelador que el crédito más fácil de conseguir sea el revolving y sea el más difícil y el más caro de devolver».

Agencia Negociadora

Los préstamos bancarios

Otro de los productos que también forman parte del cóctel del sobreendeudamiento son los préstamos bancarios. Se trata del crédito más tradicional y, dentro de las opciones al alcance de cualquier ciudadano, el más seguro, ya que antes de concederlo el banco tiene que realizar un test de solvencia al cliente para asegurarse de que podrá pagarlo. También es más barato, ya que los tipos rondan actualmente el 8%, la mitad de lo que puede cobrar una tarjeta de crédito o un préstamo revolving. Pero aun así, puede convertirse en una losa financiera si se combina con otras deudas. El 85% de las personas sobreendeudadas tenía contratado al menos uno, el 64% dos y el 33% más de tres créditos bancarios.

Los microcréditos

Los microcréditos, que se han popularizado en los últimos años, también contribuyen a la ruina de muchos hogares. Se trata de créditos de muy bajo importe, habitualmente entre 100 y 1.000 euros, que se conceden de forma inmediata y tienen plazos de devolución muy cortos, de apenas unos días o semanas. Por ello, los intereses también son mucho más elevados y es habitual encontrar TAE del 3.000%, 4.000% y 8.000%. Más allá de los altos intereses, el peligro de estos productos reside en que los ofrecen plataformas que no están supervisadas y no siempre cumplen los criterios de buenas prácticas y análisis de solvencia del cliente, ya que no están obligadas.

«En poco tiempo, hemos pasado de que nuestro banco nos exija un exhaustivo análisis financiero para solicitar un préstamo a la posibilidad de obtener hasta 5.000 euros de forma rápida y sencilla, incluso a través de internet, sin necesidad siquiera de presentar una nómina. Lo que muchos no saben es que el coste del crédito es mayor cuanto más fácil y rápido se obtiene. Es decir, que el dinero más fácil de obtener es el más difícil de devolver».

Agencia Negociadora

Medidas para evitar el sobreendeudamiento

El Gobierno estudia actualmente cómo transponer la directiva europea de crédito al consumo. Se trata de una norma que pretende dar mayor protección a los clientes para evitar el sobreendeudamiento y que debería aprobarse antes de noviembre de 2026. Para ello, todas las empresas que concedan crédito deberán estar registradas y supervisadas. También deben diseñar medidas para evitar abusos en los precios del crédito, como un límite expreso o unos rangos de precios que no se puedan superar.