Trump está intensificando la guerra comercial: ¿un disparo en el pie para la economía global?
La administración Trump está generando ondas de choque en la economía mundial al anunciar nuevas medidas arancelarias que están siendo consideradas como un acto de «dispararse en el pie». Las implicaciones a corto y largo plazo de estas políticas están siendo analizadas exhaustivamente por economistas y analistas de todo el mundo, mientras los mercados financieros reaccionan con volatilidad e incertidumbre.
El anuncio de los aranceles
Según informes de Claudi Pérez (2025), en El País, el presidente Trump ha revelado planes para imponer un arancel mínimo del 10% a las importaciones, con tasas aún más elevadas para aquellos países que mantienen un superávit comercial significativo con Estados Unidos. La Unión Europea también se enfrenta a un arancel del 20%, acusada por Trump de haber «estafado» a los EE. UU. durante las últimas cinco décadas. Las naciones asiáticas, conocidas por sus grandes superávits comerciales, podrían encarar castigos aún más severos. Esta postura agresiva está generando una gran preocupación en Bruselas y en las capitales europeas, anticipando una posible guerra comercial que podría desestabilizar la economía global.
Reacción inmediata de los mercados
Los mercados financieros ya están respondiendo a la noticia con caídas significativas en las bolsas de valores, fluctuaciones en los mercados de divisas y un aumento en la demanda de valores refugio como el oro. Este comportamiento, según los expertos, es una señal de que el canal financiero está amplificando el estrés económico generado por la incertidumbre política y comercial. Los inversores están observando de cerca la evolución de la situación, anticipando que una reacción negativa de los mercados podría acelerar una crisis económica.
Consecuencias a largo plazo
Más allá de la inestabilidad inmediata, los analistas están advirtiendo sobre las consecuencias a largo plazo de las políticas arancelarias de Trump. Se espera que estas medidas provoquen alteraciones en las cadenas de valor globales, inflación y un retraso en las decisiones de compra e inversión. Estos factores, en conjunto, podrían causar graves daños a la economía real, que ya muestra signos de una posible crisis autoinducida en Estados Unidos. La imposición de aranceles se considera una «política de empobrecimiento del vecino», ya que busca proteger la economía nacional a expensas de sus socios comerciales.
Un cambio en el orden geoeconómico
El panorama geoeconómico global está experimentando una transformación radical. La imposición de aranceles por parte de Estados Unidos está generando tensiones y movimientos tectónicos en el comercio internacional. Si bien los daños a nivel agregado son innegables, la magnitud de la cicatriz en cada país y bloque comercial dependerá de la respuesta política y económica de cada gobierno afectado. La Unión Europea, por ejemplo, se está tomando unos días para diseñar una estrategia de respuesta, mientras que en Estados Unidos, el impacto a largo plazo dependerá de cómo reaccionen las grandes empresas y de si deciden invertir en el país o no.
Incertidumbre y flexibilidad
La incertidumbre sigue siendo la principal característica de esta situación. Existe la posibilidad de que Trump ajuste sus políticas arancelarias en función de las negociaciones que se avecinan y de sus propios intereses. Los mercados financieros, por su parte, podrían moderar el trumpismo desatado, ejerciendo presión sobre la administración para que adopte políticas más prudentes. La situación económica en Estados Unidos, con indicadores como los índices bursátiles, las expectativas de inflación y los indicadores del mercado laboral, podría influir en la postura de Trump.
Paralelismos históricos
Para comprender mejor las posibles consecuencias de la guerra comercial desatada por Trump, algunos expertos están recurriendo a la historia. La Gran Depresión, por ejemplo, condujo al auge de los fascismos y a una guerra mundial. La Gran Recesión de 2008, si bien fue menos devastadora, impulsó el avance de los populismos y generó guerras como las de Ucrania y Gaza. Cada crisis, en definitiva, engendra sus propios monstruos, y la actual situación podría exacerbar la desigualdad y la pobreza.
La desigualdad como caldo de cultivo
La Gran Recesión de 2008 provocó una transferencia masiva de capitales de las clases medias a los ricos. Los rescates financieros beneficiaron principalmente a la banca, y la globalización dejó de lado a los perdedores, muchos de los cuales son votantes de Trump que ahora buscan revancha. La situación actual del mercado inmobiliario en Occidente, donde los ricos se quedan con los activos y los pobres con la deuda, es un reflejo de esta desigualdad creciente. Trump, según esta perspectiva, es el último eslabón de una cadena de eventos que han generado un nuevo motor de desigualdad y pobreza, conocido como guerra comercial.
El futuro inmediato
En las próximas semanas y meses, los mercados financieros y los indicadores económicos proporcionarán información valiosa sobre el impacto de las políticas de Trump. Las elecciones en Canadá también serán un indicador de la respuesta política al trumpismo. Los liberales canadienses, liderados por una mezcla de antitrumpismo, patriotismo, rearme y seguridad económica, podrían marcar el camino para Europa.
Como dice el dicho chino, «Que vivas tiempos interesantes». Resulta paradójico pensar en Donald John Trump como una maldición china, pero sus acciones están generando incertidumbre y volatilidad en la economía global.
Referencia:
Pérez, C. (2025, 2 de abril). Dispararse en el pie. El País. Recuperado de https://elpais.com/economia/2025-04-02/dispararse-en-el-pie.html