La obsolescencia eléctrica de las viviendas frena la transición energética
El parque residencial español se encuentra envejecido y sus instalaciones eléctricas son deficientes, lo que dificulta la electrificación de las viviendas y la transición energética. Según el Observatorio de la Rehabilitación Eléctrica de la Vivienda en España, solo el 22,4% de las viviendas se han construido después de 2002, cuando se aprobó el último Reglamento Técnico por Baja Tensión.
Viviendas inseguras
Las viviendas construidas en la década de los 80 son las más susceptibles de tener sobrecargas, riesgos de incendios y fallos eléctricos, ya que sus instalaciones no están diseñadas para la transición energética. Estas viviendas son inseguras y necesitan una modernización de sus instalaciones eléctricas para poder implantar nuevos servicios como la calefacción por aerotermia, la carga de vehículos eléctricos o la producción solar renovable.
Falta de ayudas y subvenciones
Solo el 20% de los propietarios considera prioritario actualizar sus instalaciones eléctricas, debido a la falta de ayudas y subvenciones. Muchas de las ayudas se centran en mejorar la eficiencia energética global de los edificios, pero no en la renovación de las instalaciones eléctricas, que es un tema importante de seguridad y adaptación a la creciente electrificación.
Riesgos de seguridad
Las viviendas obsoletas desde el punto de vista eléctrico pueden enfrentar fallos en la red interna, riesgos de incendios y la incapacidad de aprovechar tecnologías esenciales para la transición energética. El 30% de los siniestros por causas eléctricas se producen en el salón de la vivienda.
Medidas necesarias
Para garantizar la seguridad y preparación de las instalaciones ante la transición verde, se demandan inspecciones periódicas en viviendas, al igual que las hay para instalaciones comunes en edificios. También se considera importante realizar una inspección periódica cada cinco o diez años a las viviendas de más de 25 años de antigüedad, dependiendo del grado de electrificación o potencia de las instalaciones eléctricas.
Estas inspecciones podrían incluir un reapriete del cuadro eléctrico, una comprobación diferencial y de aislamiento de conductores, revisión de las bases de enchufe o una verificación de electrodomésticos para evitar derivaciones.
Estas medidas son necesarias para garantizar la seguridad de las viviendas y permitir la transición energética, que es clave para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y luchar contra el cambio climático.