La artritis reumatoidea es una enfermedad crónica que afecta a las articulaciones y provoca dolor, rigidez y fatiga en los pacientes. Los síntomas pueden variar desde leves a severos y se caracterizan por la sensibilidad y la inflamación de las articulaciones. Esta enfermedad puede tener un gran impacto en la vida de los pacientes, especialmente en aquellos que son jóvenes y están en edad laboral activa. Además de afectar a las articulaciones, la artritis reumatoidea también puede dañar otros sistemas corporales como la piel, los ojos, los pulmones y el corazón.

El diagnóstico precoz de la artritis reumatoidea es clave para su manejo, ya que permite iniciar un tratamiento adecuado lo antes posible. Entre los síntomas más frecuentes de esta enfermedad se encuentran la sensibilidad en las articulaciones, la rigidez articular matutina y el cansancio. A medida que la enfermedad avanza, los síntomas pueden extenderse a otras articulaciones como las muñecas, rodillas, codos, cadera y hombros. Además, también puede afectar a otros sistemas del cuerpo.

El tratamiento de la artritis reumatoidea se centra en aliviar los síntomas y mejorar el funcionamiento de las articulaciones. Esto puede incluir el uso de medicamentos, terapias físicas y cirugías en casos más graves. Aunque no existe una cura para esta enfermedad, los avances en el tratamiento han mejorado significativamente el pronóstico de los pacientes. Es importante que las personas afectadas consulten a un médico especialista en reumatología para recibir un diagnóstico y un tratamiento adecuados.