Miles de valencianos viven en zonas inundables
El municipio de Chiva (Valencia) sirve como ejemplo de los miles de valencianos que viven en zonas de riesgo de inundaciones. A pesar de que existen herramientas que permiten identificar estas zonas desde hace 20 años, las medidas para mitigar el riesgo no han ido acompañadas de inversiones.
La casa de Diana Oliva y Sergio Morales, situada junto a un barranco, es un ejemplo de esta situación. A pesar de que sabían que la zona era propensa a inundaciones, el bajo precio del suelo y las pocas alternativas hicieron que decidieran comprar la vivienda.
Las riadas de octubre devastan Chiva
El 29 de octubre de 2023, un torrencial aguacero provocó una riada devastadora en Chiva. El agua alcanzó niveles de más de 80 centímetros en la calle donde viven Sergio y Diana, obligándolos a abandonar su hogar. El barrio de Bechinos, situado en la parte más baja del pueblo, fue el más afectado, con calles cubiertas de escombros.
El ayuntamiento ordenó el desalojo de 130 viviendas por riesgo de derrumbe y más de 3.300 edificios resultaron dañados en el cinturón sur del área metropolitana de Valencia.
Un problema generalizado
La situación de Chiva no es un caso aislado. En toda la cuenca del río Júcar valenciano, 84.430 habitantes viven en zonas de riesgo de inundación en cuestión de 10 años, y 258.796 en zonas de riesgo de inundación en cuestión de 100 años.
A pesar de que la Ley de Suelo de 1998 instauró la obligación de realizar cartografías con la zonificación de riesgos, las competencias estaban poco claras y los municipios no siempre actuaron con la debida diligencia.
Falta de inversiones en prevención
El principal problema es la falta de inversiones en medidas de prevención. Los expertos señalan que mitigar los riesgos de inundación supone un coste económico elevado, que no siempre es asumido por los políticos debido a sus intereses cortoplacistas.
Entre las medidas necesarias destacan los encauzamientos, las presas, la restauración de humedales y los planes municipales frente a inundaciones. También es imprescindible mejorar la educación cívica sobre este tema.
El cambio climático agrava el problema
El cambio climático está provocando que las DANAS (depresiones aisladas en niveles altos) sean más frecuentes e intensas. Esto hace que el riesgo de inundaciones aumente, lo que obliga a los políticos a tomar medidas urgentes.
Los científicos piden una mejor relación entre ciencia y política para abordar este problema. Es necesario que las decisiones políticas se basen en el conocimiento científico y que no se olviden de las catástrofes cuando la situación de shock desaparece.