España afronta un alarmante número de enfermedades cardiovasculares

Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), más de 10 millones de españoles padecen enfermedades y patologías relacionadas con el corazón. Además, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte de un crecimiento sostenido de las muertes por problemas cardiovasculares en las últimas dos décadas, convirtiéndolas en la principal causa de mortalidad a nivel mundial.

Prevención: Clave para combatir las enfermedades cardiovasculares

Ante esta situación, los expertos en salud insisten en concienciar a la población sobre la importancia de prevenir los principales factores de riesgo. Muchos ciudadanos desconocen que las enfermedades relacionadas con el corazón se pueden prevenir desde los 40 años, incluso antes.

Los especialistas médicos recomiendan eliminar hábitos perjudiciales como el tabaquismo y el sedentarismo, controlar la hipertensión y el colesterol, y prestar atención al estilo de vida, especialmente a la alimentación y a la ingesta de ácidos grasos Omega-3.

Los ácidos grasos Omega-3, esenciales para la salud cardiovascular

Estudios recientes han demostrado que un bajo índice de Omega-3 en sangre se asocia a un mayor riesgo de muerte prematura y al desarrollo de enfermedades cardiovasculares. Preocupantemente, más del 60% de los españoles no alcanza la ingesta recomendada de este ácido graso y desconocen los riesgos para la salud asociados a sus niveles bajos.

Los organismos expertos, como la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) o la OMS, recomiendan una ingesta diaria de 250 mg de Omega-3 (EPA+DHA) para la población adulta. El ácido eicosapentaenoico (EPA) contribuye a reducir la presión arterial y las enfermedades cognitivas, como el Alzheimer, mientras que el ácido docosahexaenoico (DHA) es fundamental para la formación y funcionalidad del sistema nervioso.

Índice Omega-3: Una herramienta para controlar los niveles de ácidos grasos

Para controlar los niveles de Omega-3 en sangre, se ha desarrollado un test analítico que calcula el Índice Omega-3. Este índice mide la cantidad de EPA y DHA en la sangre, concretamente el porcentaje de ácidos grasos Omega-3 en los eritrocitos (glóbulos rojos).

Estudios recientes han relacionado un Índice Omega-3 alto (igual o superior al 8%) con una mayor cardioprotección, mientras que un índice bajo (igual o inferior al 4%) se considera insuficiente.

Incorporación de Omega-3 en la dieta

Dado que nuestro organismo tiene una capacidad limitada para sintetizar EPA y DHA, es necesario incorporar estos ácidos grasos a través de la dieta. Fuentes como el pescado azul y la leche enriquecida con Omega-3 son opciones recomendadas.

Según el informe 'La leche como vehículo de salud: Ácidos grasos poliinsaturados Omega-3: ingestas recomendadas y actuales, fuentes dietéticas y efectos en la cognición y la salud cardiovascular', elaborado por la Fundación Española de Nutrición y la Fundación Iberoamericana de Nutrición, las leches enriquecidas con Omega-3 pueden ayudar a alcanzar la ingesta diaria necesaria.

Con tan solo un vaso de leche enriquecida con Omega-3, se puede obtener hasta el 50% de la cantidad diaria recomendada de este nutriente, lo que la convierte en una opción cómoda y eficaz para complementar la ingesta de Omega-3, especialmente para quienes tienen dificultades para obtenerlo únicamente a través de otras fuentes alimentarias.