El impacto de la marcha por la educación pública sacude a Argentina

Las multitudes que marcharon por las calles de Buenos Aires enviaron un contundente mensaje a Javier Milei. La sociedad, que parece soportar el peso de la crisis económica, no está dispuesta a ceder un derecho arraigado en su cultura: la educación pública y gratuita.

La defensa de la educación pública

La defensa de las universidades públicas, con su reconocido prestigio académico ganado a lo largo de décadas, fue suficiente para movilizar a cientos de miles de personas, no solo en la Plaza de Mayo, sino también en las principales ciudades del país. A pesar de los mensajes provocadores del presidente en las redes sociales, no fueron solo los "zurdos" los que salieron a la calle, sino también las clases medias que votaron la aventura libertaria.

Las universidades como motor de movilidad social

En Argentina, las universidades públicas han sido un motor de oportunidades para la movilidad social ascendente. La protesta masiva de ayer puso de manifiesto que las casas de estudio siguen desempeñando un papel crucial en la sociedad.

El potencial de los movimientos estudiantiles

Con el malestar social contenido y una política tradicional incapaz de canalizarlo, una guerra contra las universidades podría resultar contraproducente para el presidente. Los movimientos estudiantiles tienen el potencial de aportar nuevos liderazgos y sacudir las estructuras políticas.

El caso de Gabriel Boric

En Chile, el actual presidente, Gabriel Boric, fue líder de la revuelta universitaria de 2011. Su caso demuestra que los movimientos estudiantiles pueden llegar al poder y cambiar los paradigmas.

¿Un nuevo Cordobazo?

En Argentina, las revueltas estudiantiles iniciadas en Córdoba en 1918 y 1969 dejaron una huella profunda en la política. El acompañamiento gremial de la marcha de ayer también recuerda a la simbiosis sindical-estudiantil de las semanas del 69.

El presidente debería analizar cuidadosamente las razones de estos fenómenos y considerar las consecuencias de sus políticas sobre la educación pública. Ignorar la voluntad popular y aplastar uno de los pocos orgullos que quedan en la sociedad argentina, la universidad pública y gratuita, sería un grave error.