Microplásticos en chicles: Un riesgo silencioso para la salud
Un reciente estudio de la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA), está revelando una preocupación creciente sobre la presencia de microplásticos en los chicles que consumimos habitualmente. La investigación, publicada por El Imparcial (García, 2025), está mostrando que masticar una sola pieza de chicle puede liberar cientos, incluso miles, de microplásticos directamente en nuestra saliva. Estos diminutos fragmentos, invisibles a simple vista, están generando interrogantes sobre su posible impacto en la salud humana.
Según el estudio, estos microplásticos, definidos como fragmentos de plástico que varían entre 1 nanómetro y 5 milímetros, se están generando a partir de la descomposición de plásticos más grandes. Investigaciones anteriores ya están indicando que los humanos estamos ingiriendo una cantidad considerable de plástico semanalmente a través del agua, los alimentos y el aire. Ahora, la atención se está centrando en el chicle como una fuente adicional de exposición a estos contaminantes.

¿De dónde provienen estos microplásticos?
La investigación de UCLA está analizando tanto chicles sintéticos, elaborados con goma de caucho derivada del petróleo, como chicles naturales, que utilizan materiales vegetales como el chicle o la savia de árbol. Sorprendentemente, los resultados están indicando que ambos tipos están liberando cantidades similares de microplásticos. Según Carolina García (2025) de El Imparcial, un promedio de 100 microplásticos se están liberando por cada gramo de chicle, con algunas piezas liberando hasta 600. Considerando que una pieza de chicle pesa entre 2 y 6 gramos, una sola porción podría liberar hasta 3,000 microplásticos.

Implicaciones para la salud
Si bien el estudio de UCLA no busca generar alarma, sí está resaltando una preocupación válida. Aunque no se ha demostrado de manera concluyente que los microplásticos sean intrínsecamente peligrosos para la salud, investigaciones previas están sugiriendo que estos fragmentos podrían dañar células, causar inflamación, alterar el funcionamiento de los órganos y modificar las respuestas del sistema inmunológico.
Además, la exposición a los microplásticos podría estar vinculándose a enfermedades crónicas como la hipertensión, la diabetes y los accidentes cerebrovasculares. Un estudio reciente sobre la presencia de microplásticos en el agua y su relación con problemas de salud en comunidades costeras y ribereñas de Estados Unidos está sugiriendo que estas micropartículas podrían estar influyendo en la prevalencia de estas enfermedades. Sin embargo, los científicos están enfatizando la necesidad de más investigación para comprender si los microplásticos son la causa directa de estos problemas o si simplemente están coincidiendo con otros factores ambientales y de estilo de vida (García, 2025).
¿Cómo reducir la exposición a los microplásticos?
Aunque evitar por completo la exposición a los microplásticos resulta casi imposible, los expertos están sugiriendo algunas estrategias para reducir su ingesta:
- Masticar chicle con moderación: El estudio de UCLA está descubriendo que la mayoría de los microplásticos se liberan en los primeros dos minutos de masticar. Por lo tanto, se está recomendando masticar una sola pieza de chicle durante más tiempo, en lugar de consumir varias a lo largo del día.
- Descartar el chicle responsablemente: Evitar desechar el chicle en la vía pública, ya que esto contribuye a la contaminación ambiental.
- Cambios en los hábitos cotidianos:
- Evitar el uso de botellas plásticas.
- Filtrar y hervir el agua del grifo.
- Evitar tablas de cortar plásticas.
- No calentar alimentos en envases plásticos en el microondas.
Un desafío ambiental global
Los microplásticos representan un desafío ambiental importante a nivel global. Según El Imparcial (García, 2025), la protección del medio ambiente es fundamental para nuestra salud. Al cuidar el entorno, se está cuidando también nuestra salud. Reducir la producción de plástico, evitar el uso de productos desechables y cambiar hábitos de consumo son acciones clave para limitar la exposición a estos contaminantes.
Alternativas y consideraciones finales
También se están recomendando alternativas como elegir té en hojas sueltas o en bolsas de papel en lugar de en bolsas plásticas, así como adoptar prácticas que protejan tanto a nuestro cuerpo como al planeta.
Si bien evitar por completo los microplásticos pueda ser casi imposible, cada pequeño paso para reducir su presencia en nuestro entorno puede hacer una gran diferencia. La conciencia sobre este tema y la adopción de prácticas más sostenibles son fundamentales para proteger nuestra salud y el medio ambiente.
Referencia:
García, C. (2025, 25 de marzo). Microplásticos ahora detectados en el chicle, con partículas vinculadas a 3 enfermedades crónicas. El Imparcial. Recuperado de [https://www.elimparcial.com/locurioso/2025/03/25/microplasticos-ahora-detectados-en-el-chicle-con-particulas-vinculadas-a-3-enfermedades-cronicas/]