Cecilia Sánchez, exesposa de Martín Del Río —acusado del brutal asesinato de sus padres en Vicente López— declaró en el juicio que se lleva a cabo por el crimen cometido en 2022. Allí, relató el dolor que vivió junto a sus hijos al enterarse de la participación de su expareja en el hecho.
El monstruo que vivía en casa
Ante el jurado, Sánchez rompió el silencio y lanzó: «Es un monstruo que vivía dentro de casa. Me humilló como mujer, como madre. Nos traicionó. Es irreparable el daño que nos hizo». También aseguró que tanto a ella como a su familia los «dejó en un estado de vulnerabilidad» y que están «bajo tratamiento». Y agregó: «Lo que nos pasó no se lo deseo ni a mi peor enemigo».
El fin de la admiración
Sánchez también declaró que «lo admiraba por la visión que tenía como comerciante», admiración que luego desapareció: «No la tengo más. Es un monstruo que vivía dentro de casa y lo descubrimos ese puto 7 de septiembre. Ese día nos cayeron todas las fichas, nos dimos cuenta que corríamos riesgo».
Los hijos, las víctimas más grandes
La mujer habló durante más de una hora y media, y lloró varias veces durante su declaración. Su angustia y sufrimiento no solo se relacionan con el doble crimen, sino también con la vida secreta que llevaba su exesposo, poniendo el foco especialmente en sus hijos, quienes fueron «las víctimas más grandes».
El hermano que acusa
Frente al jurado y sin mirar a su hermano, Diego Del Río declaró: «Veo al caminante y es él. No tengo ninguna duda». También lo señaló en las imágenes de las cámaras de seguridad del día del crimen, donde se lo vería caminando hacia la casa de Melo 1101.
En su declaración, remarcó: «Yo quiero que esté preso nada más». Aclaró que no «odia» a su hermano, pero sí siente «una tristeza enorme». «Estoy seguro de que ellos sabían que era Martín el que estaba detrás de ellos (en el auto donde fueron hallados los cadáveres)».
El motivo del crimen: una gran mentira
Diego está seguro de que su hermano mató a sus padres porque ya no podía seguir con la «gran mentira» que llevaba tiempo sosteniendo acerca de la economía familiar. Era quien administraba los bienes y había generado deudas impagables que sus padres desconocían.
«Tenía que tomar una decisión, tenía que hacer una limpieza que no podía hacerla. Pero es inentendible lo que hizo. (Si decía la verdad) Mi padre hubiera tenido una charla dura con él, pero nunca lo iban a dejar solo».
Al salir de la sala, Diego Del Rio se fundió en un abrazo con un amigo, quien ha presenciado todas las audiencias del juicio.