A las ocho y media de la mañana de este miércoles 1 de mayo, la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil tenía desplegado un control de alcoholemia y drogas frente a los Salones Cristi de Caravaca de la Cruz, con motivo de las Fiestas de Moros y Cristianos y Caballos del Vino en esta localidad murciana. De repente, en el horizonte, vieron un Peugeot 406 y le hicieron señales para que se detuviera, pero el turismo se dio a la fuga. Al volante iba un menor de 16 años, ebrio, drogado y sin carné de conducir.
El suceso
Este menor no viajaba solo: como copiloto llevaba al dueño del turismo, un marroquí llamado Mustapha S., de unos 45 años, y en la parte de atrás iban sentadas otras dos personas. La maniobra evasiva del adolescente consistió en acelerar bruscamente el Peugeot para rebasar el control por sorpresa, "poniendo en grave peligro de atropello a los agentes", según apunta un portavoz de la Guardia Civil.
A partir de ese momento, se inició una peligrosa persecución por la carretera que conecta Caravaca de la Cruz con la vecina localidad de Cehegín: la RM-517. El menor de edad, de 16 años, circulaba "a gran velocidad" y con "agresividad", según el citado portavoz del Instituto Armado. Tanto es así que, durante su huida, estuvo a punto de arrollar a un grupo de ciclistas que había salido a entrenar por la citada vía, cuyo trazado está marcado por la presencia de curvas, desniveles y un barranco.
La falta de experiencia al volante del adolescente y el estado en el que conducía, bajo los efectos de sustancias, sumado al trazado de la vía, con un solo carril para cada sentido de circulación, hizo que perdiera el control del Peugeot 406. De hecho, el turismo cayó por un barranco de casi 12 metros de altura. "El coche se salió en una curva", según apunta un miembro del dispositivo que se movilizó hasta el lugar del accidente, compuesto por una ambulancia, dos camiones de bomberos y las patrullas de la Agrupación de Tráfico que perseguían al vehículo sospechoso.
El dueño del Peugeot, Mustapha S., de unos 45 años, huyó del lugar del siniestro, a pesar de que una chica que viajaba en la parte de atrás estaba herida y se encontraba debajo del vehículo, con el riesgo de que el coche se le cayera encima y la aplastara, debido al desnivel del barranco. La labor de los bomberos y de los guardias civiles resultó clave para salvar a la joven. "¡Poco a poco!", gritaba un agente a los miembros del Consorcio de Extinción de Incendios que tuvieron que inmovilizar a la chica en una camilla para subirla monte arriba.
Durante el rescate, se vivieron momentos de tensión para sacar a la joven con mucho cuidado, para no agravar sus lesiones. Tanto los bomberos como los guardias civiles mostraron una gran pericia para subir a la víctima del accidente hasta la carretera, donde esperaba una ambulancia con personal sanitario para atenderla. "Despacio y con cuidado", advertían los miembros de emergencias.
"La chica que iba detrás se ha roto la pelvis por varios sitios, costillas y la parte inferior de la columna", explica un vecino a EL ESPAÑOL. "Se encuentra en el Hospital Comarcal del Noroeste, a la espera de que los facultativos tomen decisiones".
Toda la secuencia fue observada desde el asfalto por los otros dos ocupantes del turismo siniestrado, quienes milagrosamente "estaban ilesos". Uno de ellos era el menor de edad, de 16 años, y la Agrupación de Tráfico pronto entendió el motivo por el que eludió el control a toda velocidad: "Dio positivo en alcoholemia y drogas", confirma un portavoz de la Guardia Civil. Ese mismo miércoles, unas horas después, fue localizado y detenido el propietario del Peugeot: Mustapha.
Consecuencias
La Agrupación de Tráfico ha instruido diligencias por un listado kilométrico de delitos que afectan tanto al menor de edad como al adulto que viajaba de copiloto y que es el dueño del turismo. El adolescente, de 16 años, deberá responder por dos delitos contra la seguridad vial: uno por la conducción de un vehículo a motor sin carné y otro por conducción temeraria, al poner en peligro manifiesto y grave a los guardias civiles que componían el dispositivo de verificación de alcoholemia y drogas, así como a los ciclistas que estuvo a punto de atropellar.
Por su parte, Mustapha, como propietario del vehículo, se enfrenta a un delito contra la seguridad vial por ser colaborador necesario para la comisión de los delitos anteriores, al permitir a un menor de edad que conduzca un turismo sin carné y drogado.
La investigación deberá esclarecer la relación -de amistad o familiar- del dueño del Peugeot con el menor de edad, así como el motivo por el que este adulto le dejó su coche a un niño de 16 años. Lo que está claro es que tanto Mustapha como el menor de edad están en un buen lío.