Enclavada en el corazón de Retiro, la tradicional confitería Saint Moritz continúa siendo testigo del paso de la historia y el dinamismo de la cultura porteña. Desde su apertura en 1959, este emblemático establecimiento ha sabido adaptarse a las nuevas demandas sin perder su esencia clásica.

Saint Moritz: Un referente gastronómico con más de seis décadas de historia

Con un nombre evocador que remite a un famoso complejo turístico suizo, Saint Moritz rápidamente se convirtió en un punto de encuentro para los amantes de la buena mesa. Sus especialidades, como las masas, el pan dulce y los sándwiches de miga, siguen deleitando a los clientes hasta el día de hoy.

Un ambiente elegante y acogedor

El interior de Saint Moritz se caracteriza por su elegancia y sofisticación. El amplio salón está decorado con cuatro columnas centrales espejadas que crean un ambiente único. Las mesas cuadradas, vestidas con manteles rojos y amarillos bordados con el nombre de la confitería, invitan a disfrutar de un momento de relax y placer.

Sobre las paredes, se exhiben afiches de Saint Moritz y dibujos de diversos lugares de Francia. La barra principal, con su colección de botellas de whisky, aporta un toque de distinción al ambiente.

Un lugar frecuentado por grandes figuras

Durante las décadas de 1960 y 1970, Saint Moritz se convirtió en el lugar de reunión predilecto para quienes visitaban las galerías de arte cercanas. Entre sus ilustres visitantes se encontraban Jorge Luis Borges y su madre, doña Leonor Acevedo. Este vínculo con el mundo de la literatura y la cultura ha dejado una huella imborrable en la historia de la confitería.

Saint Moritz hoy

En la actualidad, Saint Moritz ha renovado su oferta gastronómica con la incorporación de nuevos platos, como el popular avocado toast, sin abandonar sus raíces. Las tradicionales pepas de membrillo continúan siendo un clásico, y el ambiente conserva ese inconfundible toque porteño que lo hace especial.