La situación del agua por la que atraviesa Bogotá parece estar en constante vilo y depender en gran medida de fenómenos que no se pueden controlar, como las temporadas de lluvias, que este año no han sido abundantes en la ciudad. Sin embargo, otro factor que sí se puede controlar es el consumo de agua por parte de los ciudadanos, el cual ha presentado alteraciones en las últimas semanas, según Natasha Avendaño, gerente de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB).

Preocupación por el consumo de agua

La funcionaria expresó preocupación por los comportamientos observados en los últimos ciclos de racionamiento, donde se han registrado consumos similares a los previos al inicio del plan de restricción, superando los 17 metros cúbicos por segundo. Esta situación podría implicar medidas más restrictivas en el futuro.

Niveles de los embalses

Otro factor agravante es el nivel de los embalses, que no ha alcanzado las expectativas. Según los análisis de la EAAB, los embalses estarían retrocediendo en su llenado. "La situación de los embalses no ha sido óptima ni ha estado dentro de las expectativas de lluvias que históricamente se han presentado", señaló Avendaño.

La meta de llegar al 70% de llenado de los embalses en octubre podría no alcanzarse, ya que se observa una tendencia de reducción del caudal. El sistema Chingaza, por ejemplo, lleva más de 10 días con un nivel del 52%, según un comunicado oficial de la semana pasada.

"En vez de subir, hemos descendido por falta de precipitaciones y el aumento en el consumo tampoco nos ha ayudado", explicó Avendaño. De acuerdo con los últimos datos, el nivel de llenado de los embalses durante el fin de semana pasado cayó por debajo del 50%.

Llamado a la ciudadanía

Ante este panorama, la EAAB hace un llamado a los ciudadanos para que se comprometan a reducir el consumo de agua. "Necesitamos que el agua nos alcance para lo que queda de 2024 y para no tener esta crisis en 2025", enfatizó Avendaño.

La funcionaria destacó que el Acueducto sigue trabajando para optimizar la planta de tratamiento de Tibitoc y garantizar la capacidad de tratamiento necesaria. Sin embargo, es fundamental la colaboración ciudadana para cumplir la meta de consumo de menos de 16 metros cúbicos por segundo.

Situación de los embalses

El último reporte de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) indica que el embalse del Neusa se encuentra en 76,65% con tendencia descendente, el Sisga en 71,18% también descendente y el Tominé solo alcanza el 51%. El agregado norte tiene un nivel del 56,78%, mientras que el sur se mantiene estable en 92,94%. El sistema Chingaza, por su parte, está en un crítico 49,85%.

Perspectivas climáticas

La variación climatológica de este año es una de las principales causas de la crisis del agua en la ciudad. Aunque se esperaba la llegada del fenómeno de La Niña durante los meses pasados, los pronósticos del Ideam ven cada vez menos probable una temporada de lluvias lo suficientemente fuerte como para ayudar a la recuperación de los embalses.

Los pronósticos señalan que es probable que se den las precipitaciones necesarias en septiembre, pero la situación sigue siendo incierta. No solo se necesitan lluvias en Bogotá, sino también en la cuenca del embalse que alimenta al sistema Chingaza.

La probabilidad de lluvias en el embalse de Chuza, el más importante para Bogotá, es baja. Este embalse está ubicado en la cuenca hidrográfica de la Orinoquia, donde la temporada de lluvias ya pasó y, según el Ideam, es muy poco probable que se repita este año.

El Informe de predicción climática a corto, mediano y largo plazo publicado el 20 de agosto por el Ideam indica que el fenómeno de La Niña está atravesando por una fase neutral que se extenderá hasta octubre. A partir de ese mes, la probabilidad de ocurrencia de ese fenómeno se incrementará hasta el 66%, y se espera que perdure hasta el final del primer trimestre de 2025.

El informe aclara que, en caso de que el fenómeno de La Niña se dé en toda su plenitud, "este sería de intensidad débil", lo que genera incertidumbre en las predicciones de precipitación y temperatura para lo que resta del 2024 e inicios del 2025, no solo en Bogotá sino en todo el país.