La Universidad Nacional sigue sin rector: el Gobierno insiste y la comunidad universitaria resiste

El pulso entre el Gobierno y la Universidad Nacional por la elección del rector sigue al rojo vivo. El presidente Gustavo Petro ha reiterado su intención de intervenir la institución, mientras que la comunidad universitaria defiende su autonomía.

El detonante de la crisis fue la elección de José Ismael Peña Reyes como rector, llevada a cabo por el Consejo Superior Universitario (CSU) el pasado 18 de mayo. El Gobierno considera que el proceso estuvo viciado y ha ordenado la elección de un rector interino.

La comunidad universitaria, por su parte, asegura que el proceso se llevó a cabo conforme a la ley y ha interpuesto una demanda para anular la resolución del Gobierno. El CSU también ha convocado a una reunión extraordinaria para discutir la situación.

La posición del Gobierno

El Gobierno argumenta que la elección de Peña Reyes no fue legítima porque no hubo una representación adecuada de los estudiantes en el CSU. Además, considera que el rector electo no cumple con los requisitos para ocupar el cargo.

El ministro de Educación, Alejandro Gaviria, ha afirmado que el Gobierno está dispuesto a utilizar "todos los mecanismos legales" para garantizar que la Universidad Nacional tenga un rector legítimo.

La posición de la comunidad universitaria

La comunidad universitaria ha rechazado las acusaciones del Gobierno y ha defendido la legitimidad de la elección de Peña Reyes. La Asociación Colombiana de Universidades (Ascun) ha señalado que "la autonomía universitaria es un principio constitucional" y que el Gobierno no puede intervenir en el funcionamiento de las universidades públicas.

El rector electo, José Ismael Peña Reyes, ha dicho que está dispuesto a dialogar con el Gobierno, pero que no renunciará a su cargo.

El futuro de la Universidad Nacional

El conflicto entre el Gobierno y la Universidad Nacional es un pulso de fuerzas entre dos visiones diferentes sobre el papel de la educación superior en Colombia. El Gobierno quiere una universidad más controlada por el Estado, mientras que la comunidad universitaria defiende la autonomía y la libertad académica.

El resultado de este conflicto tendrá un impacto significativo en el futuro de la Universidad Nacional y de la educación superior en Colombia.