La hospitalización de la triatleta belga Claire Michel por una infección de E. coli ha confirmado los peores augurios sobre la calidad del agua del río Sena en los Juegos Olímpicos de París 2024. Michel se habría contagiado durante la prueba femenina realizada el pasado fin de semana y, aunque las autoridades certificaron inicialmente la calidad de las aguas, su ingreso ha puesto en entredicho las medidas adoptadas para garantizar la salubridad del río.
¿Qué ha ocurrido?
El río Sena, que ya fue escenario de la ceremonia inaugural de los Juegos, fue elegido como sede de la prueba de triatlón. Para ello, la ciudad de París había invertido cerca de 1.400 millones de euros en un plan de depuración de las aguas. Sin embargo, las fuertes lluvias de los últimos días han desbordado los sistemas de gestión de aguas residuales, permitiendo que aguas no depuradas llegaran al cauce del río.
¿Cuáles son los riesgos?
La presencia de E. coli en el agua es un indicador de contaminación fecal. Esta bacteria puede causar problemas gastrointestinales, infecciones de orina y otitis. Las autoridades sanitarias han recomendado no bañarse en el río Sena debido al riesgo de contraer estas infecciones.
¿Qué medidas se están tomando?
Las autoridades parisinas están llevando a cabo nuevas tomas de muestras para determinar la calidad actual del agua. También se han reforzado los sistemas de depuración y se han instalado carteles advirtiendo del riesgo de bañarse en el río. Además, se está pidiendo a los ciudadanos que eviten arrojar residuos al cauce.
¿Qué consecuencias puede tener?
La contaminación del río Sena no solo afecta a la salud de los bañistas, sino que también puede tener consecuencias para el ecosistema del río. La presencia de E. coli puede provocar el crecimiento de algas y la muerte de peces, deteriorando la calidad del agua y alterando el equilibrio ecológico del río.
Además, la contaminación del río Sena podría dañar la imagen de París y afectar al turismo. La ciudad aspira a convertirse en un destino turístico sostenible y la contaminación del río podría disuadir a los visitantes de acudir a la capital francesa.