La efímera réplica del emblemático Faro de Alejandría ilumina Barcelona y la 37ª Copa América
Barcelona se ha vestido de gala para acoger la 37ª edición de la Copa América de Vela, y lo ha hecho con un espectacular espectáculo audiovisual que ha convertido a la capital catalana en el faro del mundo.
Un espectáculo de luz y sonido que ilumina la ciudad
El plato fuerte del evento fue la proyección de un efímero Faro de Alejandría en el espigón de la Mar Bella, que se convirtió en el centro de atención de miles de personas que se congregaron a lo largo de la playa de Bogatell.
El espectáculo, creado por Hansel Cereza, combinó luz, sonido y drones para crear una experiencia inmersiva que transportó a los espectadores a un mundo de fantasía y evocó la majestuosidad del antiguo faro egipcio.
Además del faro, el espectáculo contó con proyecciones de otras figuras icónicas de Barcelona, como la Sagrada Familia y el velero de la regata, así como con actuaciones musicales de la Orquesta y Coro del Liceo y la soprano Sara Blanch, entre otros.
Barcelona, faro de la cultura y el deporte
El espectáculo, titulado 'Barcelona, faro del mundo', pretendía ser un homenaje a la ciudad y a su relación con el mar, así como una metáfora de la capacidad de Barcelona para proyectar sus valores al mundo a través de la cultura y el deporte.
En este sentido, el alcalde de Barcelona, Xavier Trias, destacó que la Copa América es una oportunidad para mostrar la imagen de Barcelona como una ciudad moderna, innovadora y abierta al mundo.
Una cita con la historia
La 37ª edición de la Copa América de Vela se celebra en Barcelona hasta el 24 de septiembre, y reúne a los mejores regatistas del mundo compitiendo por el trofeo más antiguo del deporte.
La regata, que se disputa cada cuatro años, es considerada la Fórmula 1 del mar y supone un gran reto para los participantes, que deben demostrar su habilidad y destreza en condiciones extremas.
Barcelona se convierte así en la tercera ciudad española en albergar la Copa América, tras Valencia (2007 y 2010) y San Sebastián (1987). Un evento que, sin duda, dejará huella en la ciudad y en la historia de la vela.