La agenda laboral: ¿aliada o enemiga?
En el mundo laboral actual, la sensación de estar constantemente persiguiendo el tiempo se está volviendo cada vez más común. ¿Cuántas veces escuchamos o pronunciamos la frase «no me da la vida»? Según un artículo de Carmen Sánchez-Silva (2025) en El País, esta percepción de falta de tiempo afecta a empleados de todos los niveles, desde directivos hasta personal de base. La hiperactividad se está extendiendo como un mal en las empresas, donde la necesidad de tener espacio para pensar se ha convertido en un factor clave para la salud de los trabajadores.

La cronopatía: una preocupación moderna
Mapi Hermida, en su libro «Sí me da la vida», describe cómo vivimos una epidemia de falta de tiempo que nos impide relajarnos, manteniéndonos en un estado de alerta constante. Isabel Aranda, vocal del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, explica que este fenómeno, conocido como cronopatía, se manifiesta como una preocupación malsana por ocupar cada momento del día y ser productivos. Aunque no es una patología en sí, esta forma de pensar puede derivar en estrés, agotamiento y aislamiento.
«Somos esclavos de nuestras agendas porque vivimos en una cultura de hiperproductividad, donde el valor personal lo medimos en términos de ocupación», afirma Marta Romo, directora general de BeUp.
Este concepto resuena con la crítica de Charles Chaplin en «Tiempos Modernos» (1936), donde el ritmo frenético del trabajo fabril conducía al colapso. Una reflexión que se materializa en la exposición «La tiranía de Cronos» del Banco de España, donde relojes y obras de arte dialogan sobre la omnipresente preocupación por la falta de tiempo.

¿Cómo escapar de la tiranía del tiempo?
Ante esta problemática, surge la pregunta: ¿cómo podemos recuperar el control de nuestro tiempo? Marta Romo propone eliminar actividades innecesarias que realizamos por costumbre o perfeccionismo. Agustín Peralt, experto en efectividad personal y creador del método FASE, critica cómo la tecnología, que debería ser una herramienta de ayuda, se ha convertido en un factor que nos controla, llenando nuestras agendas de reuniones improductivas y constantes notificaciones.
Estrategias para una mejor gestión del tiempo
Para combatir esta «rueda del hámster», algunas estrategias clave incluyen:
- Priorizar tareas y delegar responsabilidades.
- Establecer límites claros y ser asertivo.
- Incorporar pausas activas y desconexión digital.
Mariola Martínez, presidenta de Canal de Xerox, admite ser esclava de su agenda, pero se obliga a tomar un descanso al mediodía. Su empresa incluso ha ofrecido un día libre a los empleados para cuidar su salud mental, demostrando una creciente conciencia sobre la importancia del bienestar en el entorno laboral.
El papel de las empresas y la Generación Z
Las empresas más avanzadas están transformando su cultura para fomentar formas de trabajo más efectivas, estableciendo objetivos claros y promoviendo hábitos saludables. La Generación Z, que prioriza la calidad de vida sobre la hiperocupación, ofrece una esperanza para romper con la cultura de la productividad tóxica.
Según Sánchez-Silva (2025), la clave reside en encontrar un equilibrio entre el trabajo y la vida personal, aprendiendo a gestionar nuestras agendas para que no nos dominen y permitiéndonos tiempo para pensar, relajarnos y ser creativos. La tecnología, que tanto ha contribuido a la aceleración del ritmo de vida, puede ser también una herramienta para recuperar el control. El desafío es aprender a utilizarla de forma consciente y establecer límites claros entre el trabajo y el descanso.
Referencias
Sánchez-Silva, C. (2025, Marzo 26). Esclavos del tiempo: por qué la agenda nos atenaza en el trabajo. El País. Recuperado de https://elpais.com/economia/negocios/2025-03-26/esclavos-del-tiempo-por-que-la-agenda-nos-domina.html