El Mediterráneo sufre una avalancha de mercancías por la crisis del Estrecho de Ormuz

Los ataques a cargueros occidentales en el Estrecho de Ormuz han obligado a las principales navieras a tomar una ruta mucho más larga para sus desplazamientos entre Asia y Europa: miles de kilómetros al sur, bordeando el Cabo de Buena Esperanza (Sudáfrica).

Este cambio de rumbo no solo añade distancia, una decena de días de travesía y toneladas de combustible y emisiones, sino que está teniendo un impacto tangible en varios puertos del Mediterráneo español en forma de aumento sustancial de la actividad.

Las terminales de mercancías de Barcelona, Valencia y Algeciras, las más cercanas a la desembocadura atlántica y también las más preparadas, han visto crecer la llegada de contenedores en grandes buques procedentes del continente asiático, mercancía que otros barcos de menor tamaño (feeders) acaban distribuyendo por el resto del Mediterráneo.

Este giro en el mapa ha convertido a España en el primer punto de entrada para estas barcazas en Europa, y no en el fondo de saco que era hasta ahora. Otras plazas que también han tomado protagonismo estos meses son Málaga, Las Palmas de Gran Canaria, donde las grandes embarcaciones encuentran un punto para gestionar la carga y repostar, o Vigo, ya en ruta hacia el norte de Europa.

Una oportunidad con desafíos

Esta nueva situación supone tanto una oportunidad económica, más ingresos por el trasiego de contenedores, como un desafío logístico, con situaciones puntuales de congestión y retrasos con los que bregan autoridades portuarias y operadoras de las terminales.

El principal problema consiste en evacuar los miles de toneladas de carga, colocada en contenedores, hacia sus destinos finales.

Una coyuntura que se puede prolongar

Aunque la situación en el Estrecho de Ormuz se ha ido mitigando entre marzo y abril, la cuestión es por cuánto tiempo seguirán Algeciras, Valencia y Barcelona como bases de entrada al Mediterráneo. Hay navieras que apuestan por el mantenimiento de la tensión durante todo este año.

Pese a reconocer que hubo días complicados por el reajuste de operaciones, especialmente entre finales de diciembre y primeros de enero, los tres grandes puertos españoles niegan una situación de colapso. El de Algeciras, enfocado al tráfico de transbordo, registró mayor actividad en el primer trimestre de 2019 y en el de 2020 que en el arranque de este 2024.

El de Barcelona acaba de emitir una comunicación a cargadoras y operadoras de terminales en la que se habla de "un aumento en las llegadas de buques en algunos puertos de la ribera oeste del Mediterráneo, (...) que están absorbiendo un volumen substancial de contenedores que, en parte, no son de origen o destino en el propio puerto ni su zona de influencia económica". Para contrarrestarlo, está priorizando las escalas para tratar de mejorar la capacidad de almacenaje y operativa de las terminales. Y ha contratado, además, a 70 estibadores.

El Mediterráneo, epicentro del transporte marítimo global

La reconfiguración de parte de la logística marítima mundial afecta a gigantes del sector naviero como CMA CGM, Cosco, Maersk, Hapag-Lloyd y MSC, que han tomado la ruta del Cabo de Buena Esperanza.

Para el sistema portuario español se traduce en un alza interanual del 1,4% en el primer trimestre en las mercancías gestionadas, hasta rozar los 136 millones de toneladas.

En el primer trimestre, según las cifras de Puertos del Estado, organismo 100% público, el volumen de contenedores entre enero y marzo alcanzó los 4,3 millones de toneladas (+10,8%).

La avalancha de mercancías en tránsito deja ya un alza interanual del 48% en Barcelona, del 28% en Las Palmas, del 18% en Valencia y del 6,5% en Algeciras.

En el conjunto de todos los puertos españoles, el tráfico de buques mercantes creció un 4,6%. Tras los necesarios reajustes en la operativa, ahora cruzan dedos para que la crisis no vaya a más y que se agilice la gestión de los transbordos.

De lo contrario, apuntan las fuentes consultadas, tendrán que derivarse contenedores a puertos secos y zonas alejadas de los puertos a la espera de poder seguir viaje a sus destinos en el Mediterráneo.

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