La pérdida del poder adquisitivo de los jubilados alcanza el 37% y podría tocar fondo en febrero de 2024
Los jubilados en Argentina han sufrido una significativa pérdida de poder adquisitivo durante los primeros cuatro meses del año, con una merma del 24% para quienes cobran la mínima y del 37% para el resto, según datos del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF).
¿Hasta cuándo continuará la pérdida?
Sin embargo, el IARAF estima que, si la inflación de mayo es inferior o igual al 7,8%, el poder adquisitivo de las jubilaciones podría haber tocado fondo en febrero de 2024. Este pronóstico se basa en el análisis de la inflación proyectada y el monto del bono de $70.000 otorgado en abril y mayo.
El impacto del bono
El bono de igual valor para todas las jubilaciones, independientemente del monto que cobren, ha generado un menor aumento porcentual para los jubilados que cobran la mínima. Para que su poder adquisitivo no disminuya con respecto a abril, la inflación de mayo debería ser del 7,8%, ligeramente inferior a la prevista del 7,5%. En cambio, los jubilados que no cobran la mínima tendrían un aumento real del 3,3% en mayo, según el IARAF.
Pérdidas acumuladas y perspectivas
Considerando los primeros cinco meses del año, un jubilado con la mínima acumularía una pérdida del 21,7% en su ingreso real respecto al mismo período de 2023. Los jubilados que no cobran la mínima perderían un 33,9%. Aunque la pérdida interanual real sería menor en mayo que en el primer cuatrimestre, el poder adquisitivo seguiría siendo significativamente inferior al de 2023.
Dependencia de la inflación
La evolución del poder adquisitivo de los jubilados dependerá en gran medida de la trayectoria de la inflación. Si la inflación mensual sigue disminuyendo, su poder adquisitivo podría mejorar, pero partiendo de un nivel muy bajo y siempre por debajo de los niveles de 2023.
El debate sobre la movilidad
Actualmente, el Congreso de la Nación está debatiendo la regla de movilidad de las jubilaciones. Esta discusión gira en torno al nivel del ajuste y el impacto que podría tener en el gasto público. Una suba del piso de febrero implicaría un mayor gasto en 2024, lo que se traduce en un menor recorte respecto a 2023.