El impulso del hidrógeno verde

La transformación de la energía en España avanza hacia una era más verde. Al cierre de 2023, las fuentes de generación renovable – eólica, solar e hidráulica – ya han marcado un precedente al representar más de la mitad de la potencia y energía del sistema peninsular. Sin embargo, la verdadera revolución energética descansa en la potencialidad del hidrógeno verde. Este eslabón esencial de la transición energética, surgido como solución al reto de almacenar el excedente energético, se postula como la alternativa que perfil could cambiar la movilidad y la independencia energética del país.

¿Cuánto ha crecido la generación renovable?

La cifra es contundente: con más de 29.600 MW de potencia eólica y más de 23.600 MW de solar fotovoltaica, la nación ha aumentado sus capacidades de generación de energía limpia de forma significativa. La generación hidráulica no se queda atrás, contando con más de 16.500 MW. Los esfuerzos se multiplican con la acción del Gobierno y el sector privado, destinando considerables inversiones para el desarrollo de proyectos pioneros en energías renovables.

El rol del hidrógeno verde

En este escenario, los vertidos se han identificado como una oportunidad para optimizar la transición energética. Al no poder almacenarse todavía de manera efectiva, el sobrante energético plantea un desafío crucial que el hidrógeno verde está listo para enfrentar. A través de electrolizadores que transforman el agua en sus componentes fundamentales, el hidrógeno puede almacenarse y utilizarse posteriormente para generar electricidad, otorgándole una función estratégica: convertirse en batería química para el impulso de la movilidad sostenible.

La oportunidad de un futuro sin emisiones

Con la vista puesta en 2030, la perspectiva es clara: España debe lograr que el 81% de su electricidad sea generada mediante renovables. El hidrógeno verde figura como pieza clave para alcanzar esta meta y mitigar la demanda de combustibles fósiles, siendo el componente que podría garantizar un futuro energético sustentable, libre de emisiones de CO2. Esta no es solo una visión de reducir la huella de carbono, sino también un potencial gigantesco para la atracción de desarrollo industrial y tecnológico, inseparable del avance de la electrificación y las energías limpias.