Iberdrola ha materializado la reducción de su capital social en 137,4 millones de euros mediante la amortización de 183,29 millones de acciones propias. Esta operación fue aprobada por la junta general de accionistas celebrada el pasado 17 de mayo con el objetivo de respaldar la política de retribución al accionista de la compañía.
¿Qué implica esta reducción de capital?
La amortización de acciones propias no conlleva la devolución de aportaciones, ya que Iberdrola es la titular de las acciones amortizadas. Por lo tanto, el capital social resultante tras la reducción ha quedado fijado en 4.680 millones de euros, correspondientes a 6.240 millones de acciones.
¿Cómo se ha realizado la reducción de capital?
La reducción se ha llevado a cabo con cargo a reservas de libre disposición mediante la dotación de la reserva por capital amortizado por un importe igual al valor nominal de las acciones amortizadas. Esta reserva solo podrá utilizarse con los mismos requisitos exigidos para la reducción del capital social.
¿Qué consecuencias tiene para los acreedores?
Iberdrola destaca que sus acreedores no tendrán derecho de oposición en relación con la reducción de capital acordada.
Próximos pasos
Iberdrola procederá este lunes al otorgamiento de la correspondiente escritura pública de reducción de capital y modificación de los Estatutos Sociales. Posteriormente, presentará la documentación para su inscripción en el Registro Mercantil de Vizcaya.
En los días siguientes, la compañía solicitará la exclusión de negociación de las 183.299.000 acciones amortizadas en las Bolsas de Madrid, Barcelona, Bilbao y Valencia a través del Sistema de Interconexión Bursátil (mercado continuo).