La Administración Federal de Aviación (FAA) de Estados Unidos ha notificado a Boeing que no autorizará más aumentos en la producción de aviones hasta que la compañía aeronáutica implemente su plan de seguridad. Esta decisión se produce tras una reunión en la que los directivos de Boeing presentaron a la FAA su hoja de ruta para resolver los problemas de seguridad que han experimentado sus aviones.

Antecedentes del problema

Los problemas de seguridad surgieron tras un incidente registrado el 5 de enero con un Boeing 737-9 MAX, que desató una crisis de reputación para la compañía. Ese día, un avión operado por Alaska Airlines perdió poco después del despegue un panel que cubría el espacio para una puerta de emergencia. A finales de febrero, la FAA dio a Boeing 90 días para que la compañía presentara un plan que solucionara los problemas de seguridad.

Medidas de la FAA

El administrador de la FAA, Mike Whitaker, anunció tras la reunión que la agencia no autorizará nuevos aumentos de producción hasta que Boeing implemente su plan de seguridad. Además, la FAA ha incrementado la vigilancia de la producción de Boeing y la compañía ha reducido sus niveles de producción para garantizar que cuenta con los recursos necesarios para abordar los problemas de seguridad.

Plan de seguridad de Boeing

Los directivos de Boeing presentaron a la FAA su plan de seguridad, pero no ofrecieron detalles específicos. Whitaker señaló que la FAA tiene su propio plan para supervisar la implementación del plan de Boeing y que el proceso puede prolongarse durante meses.

Preocupaciones sobre la seguridad

La FAA ha expresado su preocupación por los problemas de seguridad de Boeing, destacando la necesidad de un fuerte compromiso con la seguridad y la calidad. El objetivo de la FAA es garantizar que Boeing realice los cambios necesarios y cuente con las herramientas adecuadas para sostener esos cambios.

Investigación federal

Las autoridades federales estadounidenses abrieron el pasado 6 de mayo una investigación a Boeing después de que un extrabajador del fabricante, el ingeniero Sam Salehpour, denunciara que el fuselaje del 787 Dreamliner estaba montado de forma inadecuada y en riesgo de partirse en pleno vuelo.