La Unión Europea pisa el acelerador para restringir las operaciones comerciales con China
La Comisión Europea ultima los preparativos para implementar nuevos impuestos a la importación de vehículos eléctricos procedentes de China. Esta decisión es el resultado de una investigación exhaustiva sobre las subvenciones estatales que reciben los automóviles importados de Pekín. Los vehículos chinos son más económicos que sus homólogos europeos y se sospecha que han disfrutado de ventajas competitivas desleales debido a estas ayudas estatales.
Importaciones más caras y una producción local fortalecida
Los nuevos impuestos sobre los vehículos eléctricos podrían incrementarse desde el 10% actual hasta aproximadamente un 25%, según fuentes comunitarias. No obstante, la cifra aún está sujeta a ajustes, y países como Alemania ejercen presión para reducirla. Se prevé que el aumento de los aranceles, que se notificará previamente a Pekín, tenga carácter transitorio.
Los expertos estiman que, con un arancel del 20%, el número de coches eléctricos importados de China disminuiría un 25%. Esto supondría la exclusión del mercado europeo de unas 125.000 unidades, lo que se traduciría en pérdidas de 4.000 millones de dólares (unos 3.700 millones de euros) para las marcas chinas.
Las represalias de China y el impacto en las relaciones comerciales
China, por su parte, se prepara para responder a la medida con aranceles a diversos productos europeos, que podrían afectar a sectores como los lácteos, los vehículos de gran cilindrada, la carne de cerdo e incluso el coñac.
La medida de la UE no alcanzará el nivel de la impuesta por Estados Unidos, que ha cuadruplicado sus aranceles sobre los vehículos eléctricos chinos hasta el 100% y se ha embarcado en una guerra comercial con Pekín. Sin embargo, aumentará la tensión entre la UE y China.
La cuestión es altamente delicada, no solo por las relaciones con Pekín, que es el principal proveedor de minerales cruciales para la transición ecológica de Europa, sino también porque algunos Estados miembros, como Alemania, se muestran reacios a adoptar medidas contundentes contra China. Los fabricantes de automóviles alemanes, por ejemplo, dependen en gran medida de las ventas en el gigante asiático y temen represalias.
La UE busca proteger su industria y blindarse ante el inversor chino
La Comisión Europea inició la investigación sobre los vehículos eléctricos chinos y las subvenciones que reciben en octubre de 2023, anunciando medidas para ''remediar los efectos de las prácticas comerciales desleales''. Desde entonces, no han cesado las presiones para preparar el camino para los nuevos aranceles y las advertencias sobre la necesidad de evitar que China controle el mercado.
''La competencia leal es beneficiosa'', declaró en mayo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. ''Lo que no nos agrada es que China inunde nuestro mercado con vehículos eléctricos subvencionados masivamente. Debemos abordar esta situación y proteger nuestra industria'', recalcó tras una reunión con el presidente chino, Xi Jinping.
La Comisión cree que existen pruebas suficientes que demuestran que las importaciones de vehículos eléctricos chinos reciben ayudas de diversos tipos, como ''transferencias directas de fondos'', ''condonación o no recaudación de ingresos públicos'' o ''suministro público de bienes o servicios por una remuneración inferior a la adecuada''. Esto podría abrir la puerta a la imposición de una tasa impositiva con carácter retroactivo.
El banco de inversiones UBS afirmó en septiembre del año pasado que la ventaja competitiva de China es real. Según sus cálculos, el fabricante asiático BYD tiene unos costes de producción un 25% inferiores a los de sus competidores.
''La Unión Europea tiene interés en adoptar una postura más moderada en esta escalada de tensiones con China. Por eso se habla de un aumento arancelario de entre el 20% y el 30%, muy por debajo del impuesto aplicado por el gobierno estadounidense'', explica Luis Pinheiro de Matos, especialista en mercados internacionales de CaixaBank Research. Su estimación coincide con la realizada por Citi hace unos días, que sugiere que es muy probable que la tasa aumente hasta el 25% o el 30%. Incluso en un escenario de riesgo, las previsiones de la empresa no superan el 50%.
No obstante, se da por hecho que el gigante asiático tomará represalias. Los expertos anticipan contramedidas que implican un arancel del 25% sobre los vehículos de combustión interna, que afectaría principalmente a Alemania, u otras tasas sobre productos básicos.
A la espera de la escalada en el conflicto, es evidente que esta medida de la UE tendrá un impacto notable en el comercio bilateral y en la producción europea.