¿De verdad era mejor la música cuando eras más joven o es tu mente la que te engaña?

La música es un elemento crucial en la formación de nuestra identidad. Muchas personas sienten una conexión especial con las canciones que marcaron su adolescencia, desde los éxitos de Snoop Dogg o Gwen Stefani hasta los de Meghan Trainor y One Direction. Para muchos, escuchar estas melodías no solo evoca recuerdos, sino que también genera un profundo sentimiento de nostalgia por épocas pasadas, como los primeros amores y los desafíos vividos en la juventud.

Este fenómeno no es exclusivo de una generación, ya que los diferentes grupos de edad parecen asociar sus recuerdos con la música que estaban escuchando en su juventud. La pregunta es: ¿por qué algunas canciones tienen tal poder emocional sobre nosotros?

Expertos en psicología musical explican que la respuesta está en cómo el cerebro procesa los estímulos musicales y la forma en que estos se vinculan a los recuerdos y emociones.

La psicóloga musical Dr. Rita Aiello, profesora en la Universidad de Nueva York, destaca que no es necesariamente que la música de nuestra juventud fuera mejor, sino que la música evoca emociones muy fuertes. Según Aiello, la música actúa como un “detonante” poderoso de recuerdos, ayudando a las personas a conectar con momentos específicos de sus vidas. Recuerda sus propias canciones favoritas, como “Yesterday” de los Beatles, que, al igual que otras melodías de su época, siguen marcando profundamente la memoria de quienes las vivieron en su juventud.

Por su parte, el profesor Robert Cutietta, especialista en música en la Universidad del Sur de California, refuerza esta idea al señalar que la música tiene un carácter “episódico”. A diferencia de otras formas de arte que se perciben de una sola vez, la música acompaña a las personas durante un proceso temporal, lo que la convierte en un vehículo muy efectivo para conectar con las experiencias emocionales del pasado. Además, explica que durante la adolescencia y la juventud, cuando nuestra identidad está en construcción, la música juega un papel fundamental en ese desarrollo, lo que refuerza la conexión emocional con las canciones de esos años.

Es común escuchar a personas decir que la música de su juventud era incomparable, incluso a medida que otras generaciones critican la música de los jóvenes actuales.

Según Aiello y Cutietta, esta preferencia no es un juicio sobre la calidad musical, sino una reacción a la relación emocional única que se establece entre los oyentes y las canciones de su juventud. A medida que escuchamos las canciones de nuestra adolescencia, es probable que solo recordemos las que fueron emocionalmente significativas para nosotros, mientras que los éxitos olvidables caen en el olvido.

Este fenómeno está relacionado con lo que los expertos llaman “memoria episódica”, que es la capacidad del cerebro para asociar eventos específicos con sensaciones particulares. Así, cuando volvemos a escuchar una canción que nos marcó en un momento de nuestra vida, no solo revivimos esa melodía, sino que también resurgimos esas emociones, ya sean de alegría, tristeza o una mezcla de ambas. “La música se convierte en parte de nuestra identidad”, afirma Cutietta, lo que explica la relación tan fuerte que muchas personas mantienen con las canciones de su juventud, incluso a medida que pasa el tiempo.

Este vínculo emocional profundo también puede explicarse por el hecho de que, al escuchar una canción que nos conectó con un momento difícil de nuestra vida, ahora podemos sentir una especie de catarsis, ya que el tiempo ha permitido procesar esas emociones de una manera diferente, como señala Aiello.