La pesadilla de Virginia: Vivienda social en Madrid se convierte en un infierno de filtraciones y negligencia

En el corazón de Madrid, una historia de desidia y sufrimiento se está desarrollando. Virginia Luna, una mujer de 51 años que padece esclerosis múltiple, está viviendo una verdadera pesadilla en la vivienda social que le fue asignada por el Instituto de Vivienda Social de Madrid (IVIMA), ahora conocido como Agencia de Vivienda Social de la Comunidad de Madrid. Desde 2018, su hogar se está viendo afectado por constantes filtraciones que están transformando su vida en una batalla constante contra la humedad, el frío y la desesperación.

Goteras incesantes y salud en riesgo

Imagine tener que sacar los platos secos del lavavajillas mientras el agua está cayendo sobre su cabeza. Esta es la realidad de Virginia, quien prefiere no encender las luces de su cocina cuando llueve por el temor a un cortocircuito. El humidificador, una herramienta esencial para mitigar los efectos de la humedad, está marcando niveles alarmantes del 80%, muy por encima del 60% recomendado. El aire está viciado, con un olor constante a humedad y óxido. El techo de pladur se está convirtiendo en una obra de arte abstracta, pero no por su belleza, sino por las bolsas de agua que se están formando y multiplicando día tras día.

«Se supone que esta casa me la dieron para que pudiera vivir mejor, pero me está aplastando», está confesando Virginia, visiblemente afectada. «Es desesperante, siento que vivo en la calle. El frío y la humedad son insoportables».

La situación en la que está viviendo Virginia no solo está afectando su calidad de vida, sino que también está poniendo en grave riesgo su salud. Su esclerosis múltiple, una enfermedad que requiere un ambiente tranquilo y cuidado, está empeorando debido a las condiciones insalubres de su vivienda. De acuerdo con Expósito (2025), las filtraciones están obligando a Virginia a interrumpir su tratamiento con ocrelizumab, un fármaco inmunosupresor que la está dejando vulnerable a innumerables infecciones respiratorias. Los informes médicos están revelando un «empeoramiento radiológico» significativo en su estado.

Una lucha incansable contra la burocracia y la negligencia

La odisea de Virginia comenzó el 5 de marzo de 2018, cuando presentó su primera reclamación al IVIMA. Desde entonces, ha estado enviando innumerables solicitudes de ayuda, pero ninguna ha recibido una respuesta efectiva. Meses después, descubrió que la gestión del edificio está en manos de Testa Homes, una empresa propiedad del fondo Blackstone. Un trabajador de la corporación se acercó en 2019 para «chequear la avería», pero después de algunas conversaciones, desapareció sin ofrecer ninguna solución. (Expósito, 2025)

En 2021, apareció otro reparador de la empresa RTA, supuestamente contratada por Testa Homes. Según Virginia, este operario le dijo que se había cambiado un trozo de tela asfáltica en el ático, donde se encontraba la filtración. El IVIMA corroboró esta versión, asegurando que el problema estaba solucionado. Sin embargo, la realidad era muy diferente. Las goteras siguieron aumentando con cada temporada de lluvias.

La desesperación de Virginia alcanzó su punto máximo el 4 de septiembre de 2023, cuando tuvo que llamar de urgencia a los bomberos del Ayuntamiento de Madrid. «Caían cascadas de agua», recuerda. El informe de los bomberos fue contundente: «Se trata de una filtración de agua abundante con origen en la cubierta, causado por el agua de la lluvia. Se realiza la retirada de todo el falso techo afectado por el riesgo de caída inminente» (Expósito, 2025).

La solución de los bomberos fue un simple mantel de tela colocado sobre el agujero, una medida provisional que se mantuvo durante casi un año. El 31 de marzo de 2024, el SUMMA tuvo que acudir a su domicilio debido a una crisis de ansiedad provocada por otra tormenta. «Me quedo paralizada en cuanto escucho llover», confiesa Virginia.

La respuesta del IVIMA y la persistencia del problema

Desde el IVIMA están reconociendo que «conocen la situación y se realiza un seguimiento continuo de su evolución». Según sus declaraciones, los técnicos de la AVS han visitado la vivienda en varias ocasiones desde 2019 y han efectuado distintas actuaciones para arreglar la incidencia. En 2019, se impermeabilizó la terraza del piso superior y, más recientemente, se están llevando a cabo pruebas en los conductos de ventilación para determinar el origen de la filtración de agua. La Agencia afirma haber enviado distintas órdenes de intervención a la empresa encargada del mantenimiento del edificio. (Expósito, 2025)

Sin embargo, el problema persiste. La complejidad para detectar el origen de las filtraciones es la principal justificación del IVIMA. El 20 de marzo de 2025, se solicitó a la empresa que vuelva a inspeccionar todos los elementos en los áticos que puedan ser sensibles a producir filtraciones.

El impacto en la vida de Virginia

Virginia describe la esclerosis múltiple como la «enfermedad de las mil caras». «Te va destruyendo progresivamente. Sientes un cansancio extremo, insomnio, pérdida de músculo o problemas de vejiga». La enfermedad requiere tranquilidad y ejercicio, precisamente lo contrario de lo que Virginia está viviendo. «Es un estrés continuo cada invierno desde 2018. Me ha llegado a afectar al habla. Se supone que tengo una incapacidad para no trabajar y llevo seis años haciendo de administrativa, pedida entre papeles, correos y reclamaciones que nunca fructifican en nada», reconoce Virginia. (Expósito, 2025)

La búsqueda de una solución

Cansada de las promesas incumplidas, Virginia acudió personalmente a la sede del IVIMA. Tras un encuentro frustrante con el técnico de reparaciones, solicitó una reunión con sus superiores. La directora del departamento revisó sus documentos e informes médicos y admitió que la situación era «intolerable» y necesitaba una solución «inmediata». (Expósito, 2025)

Un responsable de Testa Homes volvió a visitar el domicilio y prometió cambiar el rodapié del ático. Después de realizar unas pruebas con cámaras, declaró que la avería estaba detectada y tapió el agujero con un techo de pladur. La obra duró tres días y los operarios se marcharon animando a Virginia a «vivir en su casita tranquila». Sin embargo, Virginia no se sintió convencida, ya que la solución se abordó desde su vivienda y no desde la terraza del piso superior, donde se origina la filtración. «Ha sido un parche», lamenta.

Un futuro incierto

Con las lluvias incesantes de las últimas semanas, Virginia está regresando al punto de partida. Ha dedicado toda su energía a fregar y mover cubos de agua, observando cómo las goteras se multiplican. Su desgaste físico y emocional es evidente. «Parece que me están forzando a marcharme. Ellos se tienen que hacer cargo de sus responsabilidades, digo yo. Y comprender que aquí viven personas y no animales. Mi enfermedad se acelera por las condiciones en las que tengo que vivir», declara.

Cada día, Virginia se sienta en el salón, coloca el portátil sobre una caja de cartón y redacta el mismo correo electrónico a Testa Homes, con una esperanza cada vez más tenue. El comienzo es siempre el mismo: «Buenos días. A día de hoy siguen sin ponerse en contacto conmigo. Los daños van en aumento. Cae agua por el techo de la cocina que están produciendo perjuicios cada vez más importantes. Muchas gracias» (Expósito, 2025).

Referencias

Expósito, D. (2025, 28 de marzo). En la vivienda social de Virginia nunca deja de llover. El País. https://elpais.com/espana/madrid/2025-03-28/en-la-vivienda-social-de-virginia-nunca-deja-de-llover.html