El Congreso aprueba por unanimidad la Ley ELA
El Congreso de los Diputados ha aprobado este jueves por unanimidad de los 344 diputados la ley ELA, una norma que pretende mejorar la calidad de vida de las personas con Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) y otras enfermedades o procesos de alta complejidad y curso irreversible, así como de sus familiares.
Esta nueva ley supone un paso adelante en la lucha contra la ELA, una enfermedad neurodegenerativa que afecta a unas 4.000 personas en España y que actualmente no tiene cura. La norma recoge una serie de medidas destinadas a mejorar la atención sanitaria y social de los pacientes, así como a facilitar su acceso a tratamientos y ayudas.
Medidas de la Ley ELA
- Creación de unidades especializadas en ELA en los hospitales.
- Mejora del acceso a tratamientos y terapias.
- Incremento de las ayudas económicas para los pacientes y sus familias.
- Establecimiento de medidas de conciliación laboral y familiar para los cuidadores.
- Promoción de la investigación sobre la ELA.
La aprobación de la Ley ELA ha sido recibida con satisfacción por parte de los colectivos de pacientes y sus familiares, que ven en esta norma un reconocimiento a sus reivindicaciones y una esperanza de mejora en su calidad de vida.
"Esta ley es un paso muy importante para las personas con ELA y sus familias. Es un reconocimiento a sus necesidades y una esperanza de mejora en su calidad de vida", ha afirmado Jordi Sabaté, presidente de la Asociación ConELA.
El Gobierno se ha comprometido a dotar de financiación suficiente la Ley ELA para que pueda aplicarse de forma efectiva. El ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030, Pablo Iglesias, ha asegurado que el Gobierno "va a poner todos los medios necesarios para que esta ley sea una realidad" y que "no vamos a dejar a nadie atrás".
La aprobación de la Ley ELA es un paso adelante en la lucha contra esta cruel enfermedad. Esta norma supone un reconocimiento a las necesidades de los pacientes y sus familias y una esperanza de mejora en su calidad de vida.
Fuente: El País