El pescado: un alimento rico en grasas saludables y otros beneficios

El pescado es un alimento rico en grasas saludables, como el omega-3, que no se encuentran en otros alimentos, excepto en las semillas de lino y de chía. Así lo explica Álex Yáñez de la Cal, dietista-nutricionista y licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, y autor del libro Compra bien, come mejor [Amat].

El pescado destaca por su efecto antiinflamatorio, además de aportar otros beneficios como la regulación del colesterol, la acción antioxidante y el aporte de vitaminas. Yáñez de la Cal afirma que el pescado, tanto criado en libertad como en piscifactoría, es siempre una buena opción. No obstante, es preferible optar por el pescado cogido a caña y criado en libertad, ya que en las piscifactorías se controlan más las bacterias.

Grasas saludables: Beneficios para la salud

Los pescados grasos como la sardina o el arenque son ricos en vitamina D, cuyo déficit es muy frecuente en la población española. El consumo de ácidos grasos omega-6, presentes en lácteos y carnes rojas, provoca inflamación, empeorando los niveles de colesterol e hipertensión. El consumo de pescado puede ayudar a solucionar estos problemas.

En España, se recomienda priorizar el consumo de legumbres, huevos y pescado como fuentes de proteína por delante de la carne. El pescado blanco puede consumirse de forma ilimitada, al igual que el pavo o el pollo. Sin embargo, es necesario controlar el consumo de pescados con alta cantidad de mercurio, como el pez espada o el atún.

Consejos para elegir pescado fresco

Una de las primeras cosas en las que debemos fijarnos a la hora de comprar pescado es su color. Los peces cartilaginosos, como la raya, tienen un color rojizo cuando están frescos, pero si se vuelven de un verde azulado ya han perdido frescura. Los peces con esqueleto óseo tienen una coloración que se asemeja a un brillo metálico con reflejos, que pierden al estropearse.

Si el pescado huele a amoniaco, debemos evitar comprarlo, ya que es indicativo de que no está fresco. La piel del pescado debe ser tersa y firme, difícil de separar sin que se rompa. Las escamas deben tener un aspecto brillante y estar fuertemente unidas a la piel. Si la escama se parte o se desprende fácilmente, significa que el pescado no está fresco.

Otros aspectos a tener en cuenta son los opérculos (las aletas de hueso duro que cubren y protegen las branquias) y las branquias, que deben ser de color rojo y brillante. Si están pastosas y sin brillo, debemos desconfiar. Además, el abdomen del pescado no debe estar hinchado, hundido, roto o con manchas. Las espinas deben ser duras, de color blanco y estar fuertemente adheridas a la carne.

Los ojos del pescado deben estar transparentes y no amarillentos. Los ojos muy saltones, hundidos, opacos o empañados son señales de que es mejor no comprarlo. Es recomendable comprar el pescado limpio o sin tripas, o quitarlas lo antes posible. Para prevenir el anisakis, es importante cocinar el pescado a más de 60 grados y durante más de un minuto mediante fritura, horneado o a la plancha.